El criollo continúa haciendo historia en los Astros de Houston
A la medida de José Altuve se han escrito muchas palabras: héroe, astro, ídolo, leyenda, MVP. Ninguna capaz de describir la travesía recorrida por aquel joven venezolano, de una peculiar baja estatura (1.65 m), que desde 2006 persiguió la posibilidad para jugar en el beisbol organizado y tras muchos tropiezos recibió una oportunidad de los Astros de Houston. Una oportunidad, que en un abrir y cerrar de ojos, multiplicó por mil.
Un total de 15 mil dólares fueron suficientes para dar comienzo a la producción de una de las mejores historias de la actualidad de Grandes Ligas. De aquel joven desconocido ya no queda nada, ahora hablamos de un segundabase de élite que ayer arribó a mil juegos en el duelo entre sus Astros y los Marineros de Seattle.
“Vale la pena firmarlo. Tiene habilidad y no va a costar mucho. No hay nada que perder”, advirtió Alfredo Pedrique al sugerirlo ante Tim Purpura, gerente general de Houston para aquel momento. El tiempo le dio la razón, el criollo tenía habilidades para el juego y, más que eso, tenía todo para ser una leyenda. Y es precisamente hacia allá a donde apunta, según el manager A.J Hinch.
“Todavía le faltan cosas. Continúa mejorando. Si los próximos 1.000 juegos son iguales o mejores a los primeros, tendremos a uno de los mejores peloteros del beisbol”, advirtió.
Con cinco convocatorias al juego de las estrellas, cuatro bates de plata, tras títulos de bateo, un guante de oro, un MVP y un titulo de Serie Mundial, parece ir bien encaminado. En los Astros ha conquistado unos cuantos récords y su juego mil no pasó desapercibido, ahora ocupa el puesto 20 en el ranking de más juegos disputados en la historia de los siderales, y podría subir este año hasta el escalafón 13.
De cumplir el presagio de Hinch, Altuve coquetearía con Craig Biggio, líder de por vida en la franquicia, que disputó 2.850 juegos.
Sin embargo, el criollo está concentrado en los logros colectivos, el bicampeonato es lo que le urge y en ese afán, están cosas lo toman desapercibido. Es un recordatorio de que todo valió la pena y un orgullo para él y para toda Venezuela.
“Tener 1,000 juegos en las Grandes Ligas significa mucho para mí. Con suerte podré jugar muchos más, aunque es bien difícil mantenerse en las Grandes Ligas con todo ese talento que hay. Es un honor llegar a 1,000 juegos”, confesó.
Vía: El Universal
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