Un paso más cerca de la cura del VIH gracias a este estudio realizado en monos

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La cura del VIH sigue siendo más un deseo que una realidad. Pero es cierto que estamos más cerca de ella que hace años. Son ya cinco las personas que se consideran prácticamente curadas del virus. El primero fue el ya fallecido Timothy Ray Brown, conocido como el paciente de Berlín. Tras él han llegado otros cuatro en diferentes ciudades del mundo, aunque solo dos, el paciente de Londres y el de Dusseldorf, se consideran curados por consenso científico. Todos coincidían en tener leucemia además del VIH. Por eso, se usó con ellos un tratamiento experimental dirigido a acabar con ambas patologías. Pero, de momento, no se ha considerado seguro investigar lo que les ha ocurrido en pacientes sin leucemia. Por eso, un equipo de científicos de la Universidad de Salud y Ciencia de Oregón ha realizado un estudio dirigido a analizar esta posible cura del VIH, analizando los efectos en monos.

Concretamente, para su estudio, que se acaba de publicar en Immunity, han analizado este tratamiento en ocho macacos cynomolgus de Mauricio. Se eligió esta especie porque ya se había demostrado previamente que pueden recibir trasplantes de células madre y es en eso precisamente en lo que se basa el tratamiento.

Estos científicos querían comprender qué ocurre en el organismo de los primates, macacos o humanos, cuando se les realiza un trasplante de células madre como el que salvó al paciente de Berlín y a los otros cuatro enfermos. Así, esperan que en un futuro no sea necesario que los pacientes tengan también leucemia. Ni siquiera sería necesario un trasplante de células madre. El objetivo sería conseguir la cura del VIH con una simple inyección. Aún queda mucho para que esto ocurra, pero, gracias a los descubrimientos realizados en este estudio con monos, se puede decir que estamos un paso más cerca de lograrlo.

¿Qué tiene que ver un trasplante de células madre con la cura del VIH?

Tanto Brown como los otros cuatro pacientes desarrollaron leucemia después de ser diagnosticados con SIDA. Por eso, se decidió someterles a un trasplante de células madre de la médula ósea, como viene siendo habitual con personas con este tipo de cáncer.

En el caso del paciente de Berlín, simplemente se buscó a una persona compatible. no había ninguna intención de curarle el VIH. Pero, para la sorpresa de todos, una vez realizado el trasplante ya no había ni rastro del virus en su organismo. Ni siquiera con el paso de los años.

Al analizar la sangre del donante, se descubrió cuál podría ser la causa. Aquella persona tenía una mutación en el gen CCR5, que normalmente sirve como puerta de entrada a las células para el VIH. Al estar mutado el gen, el virus no puede penetrar en las células, por lo que las personas con esta mutación son resistentes al SIDA.

Podría ser que, al sustituir las células sanguíneas de Brown con las del donante, ya no hubiese modo de que el virus pudiese seguir infectándolo. Ni siquiera quedó reservorio viral, que es una parte de la carga viral que se mantiene latente a la espera de volver a infectar las células. Es la causa por la que los tratamientos retrovirales deben usarse toda la vida. Pueden atacar a las partículas infecciosas, pero no al reservorio, de modo que no se puede abandonar nunca el tratamiento. Brown estaba libre también de reservorio viral, por lo que se decidió hacer lo mismo con otros pacientes. Han sido cuatro, con muy buenos resultados, pero era necesario saber más del procedimiento. Y es aquí donde entran en juego los monos.

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