Semana Santa, además de su trasfondo religioso, ofreció un ansiado período vacacional que muchos bolivarenses no dudaron en aprovechar, poniendo en práctica sus diversas costumbres y creencias a lo largo de siete días feriados, incluso más allá de lo orientado a Cristo.
En días de Pascua, las playas y balnearios se convierten en destinos comunes. Milagros López (27) tomó esta ruta, hacia Playa Colorada (Puerto La Cruz), independientemente de los altos precios del transporte público y hospedaje. «Mi familia es católica, y ellos sí deciden ir a la iglesia y celebrar al Nazareno cada año», aseguró.
Alejandra Gil (23) representa ambos lados de la tradición; además de visitar lugares como el Fortín del Zamuro y el torneo de beach tennis de Ciudad Orinoco, se mantuvo en contacto con sus raíces católicas, yendo a una función de El Cristo Viviente y a la procesión del Nazareno en la Catedral Santo Tomás Apóstol, junto a su familia.
«Muchas personas tienen un concepto diferente de Semana Santa», subraya Alejandra; «La toman para ir de fiesta, y eso está bien. Pero, para mí y mi familia, es algo más religioso. Es un vínculo con Dios».
Eliezca Sulbarán (19) expresó algo similar: «Es un tiempo para reflexionar y, sobre todo, de estar en familia». Para ella, Semana Santa fue una oportunidad para cambiar de entorno y rutina. Su destino vacacional, al lado de sus familiares más cercanos, fue Playa Colorada y Playa Cangrejo (en Lechería, estado Anzoátegui), notando además una gran afluencia de vacacionantes.
«Había muchos temporadistas», declaró Milagros; «Incluso se quedaron a dormir alrededor de la playa, en carpas, vendiendo bebidas y demás».
Para Rita Vidal (49), los días santos no fueron más que una oportunidad de descanso y de gozar de una gastronomía diferente, en la que primó el pescado frito y el pastel de chucho. «Yo no me complico. Doy gracias a Dios de que pude disfrutar con mi familia, en paz y con mesa llena. Con todo lo que nos afecta actualmente, cosas así significan mucho», concluyó.
Andrés Amundaray (Pasante)
