¿Hasta qué punto hay que aguantar el dolor en el deporte?

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Es sabido que el dolor cumple la misión de alertarnos de que algo en nuestro organismo no va bien, pero hay distintos tipos y grados y no siempre es indicativo de un problema que requiera atención médica. La práctica deportiva es uno de los ámbitos en los que más dudas plantea. ¿Es normal sentir dolor durante el ejercicio?

Elena Isla Paredes, de la Unidad de Medicina del Deporte del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja (Madrid), tiene claro que el dolor “no se debería presentar durante la realización de ejercicio físico”. Sin embargo, Montserrat Ruiz-Olivares García, secretaria general del Colegio de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid, considera que al realizar ejercicio “debemos saber que un cierto grado de dolor podría ser normal y trabajar zonas poco acostumbradas o la fatiga muscular podrían ser las causas”.

La propia Isla reconoce que se trata de un acompañante habitual de la actividad deportiva y en ocasiones “está producido por el ejercicio mismo, debido a las cargas de trabajo aplicadas, aunque también se origina por accidentes, lesiones agudas o lesiones crónicas”.

Cuestión aparte sería el deporte de élite donde, según la fisioterapeuta, “los deportistas soportan, a veces, un alto grado de dolor para progresar en rendimiento o recuperarse más rápido, poniendo en riesgo su salud. Pero ese sería otro mundo”.

Signos de alerta de que debemos parar y consultar

Escuchar los mensajes que envía el cuerpo es esencial para poder seguir practicando deporte de forma saludable. El primer paso es saber distinguir el tipo de dolor:

Dolor desde el inicio del ejercicio

Un dolor agudo desde el comienzo del ejercicio en una persona sana no es normal; deberá parar y consultar a un profesional para averiguar si su técnica no es la adecuada o sufre algún daño estructural.

Dolor al cabo de un tiempo

Un dolor que aparece durante el ejercicio pero al cabo de un tiempo -a causa de la fatiga- puede ser normal, sobre todo si desaparece tras descansar.

Las personas acostumbradas a hacer deporte son las que mejor identifican esas molestias debidas a la fatiga muscular, “así como el dolor post ejercicio que aparece tras 24-48 horasdespués de su realización”, señala Ruiz-Olivares.

Actividades más susceptibles de causar dolor

Los deportes en los que es más probable que entre en escena el dolor son los que se basan en ejercicios de alta intensidad y aquellos que pueden provocar eventos traumáticos. “Según algunos estudios, los deportes que más lesiones y dolor crónico provocan son aquellos que exigen un sobreesfuerzo continuo con movimientos muy repetitivos en músculos y articulaciones, tanto en brazos como en piernas (fútbol, tenis, baloncesto…)”, resume Isla.

La secretaria general del Colegio de Fisioterapeutas de Madrid señala también los deportes cronometrados, “donde el deportista puede autoexigirse en exceso”, y los de larga duración, “que conllevarían un control sistémico más exhaustivo del sujeto”.

Isla comenta que es muy común “ver a deportistas tanto amateur como profesionales con dolor crónico al que, de alguna manera, acaban acostumbrándose y siguen entrenando”. Pero, a la larga, surgen los problemas: “Ese dolor constante hace que nuestro entrenamiento sea cada vez menos eficiente y el rendimiento caiga paulatinamente, por lo que es importante consultar a un especialista”.

Personas más afectadas

Los individuos más predispuestos a sufrir dolor debido al ejercicio físico serían los que se sitúan en los extremos: los que se inician y quienes se exceden en la práctica deportiva. Los primeros, por falta de costumbre y desuso; los otros, por sobrecarga y fatiga muscular.

Ruiz-Olivares recomienda a quienes empiezan a practicar deporte que cuenten con “un buen profesional que les explique la técnica y les dé pautas de progresión en tiempo e intensidad, derivándoles al fisioterapeuta en caso de que el dolor no desaparezca o aumente”.

En cuanto a los segundos, si bien es cierto que toda progresión en rendimiento conlleva un esfuerzo que, a veces, se acompaña de cierto dolor, no hay que olvidar que “ese dolor debería ceder con el descanso y con las adaptaciones surgidas con el ejercicio”. En ese sentido, “escuchar al organismo, analizar los cambios y detenerse ante las sospechas serían los principales consejos”. De hecho, el cuerpo, antes de lesionarse lanza mensajes de que algo no va bien: dolor, inflamación, temblor, calambres, aumento de temperatura, hematomas… “Subestimarlos aumenta las papeletas para lesionarse”, advierte la fisioterapeuta.

Cómo actuar ante el dolor

Ante un dolor intenso y repentino mientras se hace ejercicio, lo primero será cesar la actividad deportiva y consultar con un especialista. En palabras de Ruiz-Olivares, “si es recurrente, igualmente debemos consultar, ya que podríamos estar haciendo algo mal y no hacer las modificaciones precisas llevaría a lesionarnos”.

Las medidas físicas, el frío local, la fisioterapia y ciertos medicamentos pueden ser de gran ayuda. “Los fármacos antiinflamatorios son el tratamiento de elección ante la presencia de dolor asociado a inflamación y cuando no existan contraindicaciones para su uso, en cuyo caso se indicaría otro tipo de analgésicos”, precisa Isla, quien añade que hay que “adaptar el tipo de fármaco a la intensidad del dolor, siguiendo la llamada escalera analgésica y bajo supervisión médica”.

La especialista en medicina del deporte recalca que es “imprescindible realizar exámenes físicos con frecuencia”. Además, si hay dolor “en alguna zona específica del cuerpo debe hacerse un diagnóstico no solo clínico, sino también un estudio biomecánico u otro tipo de pruebas complementarias”.

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