Vacunación en América Latina: un comienzo irregular y a paso lento

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En la región, sólo cuatro países han dado inicio a la inmunización de su población: México, Chile, Costa Rica y Argentina. Mientras el virus arrecia con un alza de contagios, los países enfrentan dificultades para asegurar las vacunas, necesarias para superar la pandemia.

La carrera por las vacunas marca el inicio de 2021. Con la pandemia todavía lejos de su final y el temor por la aparición de nuevas variantes, la inmunización de la población asoma como la única salida. Más allá de los mensajes previos que apuntaban a un acceso universal a las vacunas, la realidad muestra otra cara: los países con mayores recursos han acaparado las primeras dosis y el resto lucha por asegurar sus primeras inyecciones.

En ese segundo grupo están la mayoría de los países de América Latina, donde la vacunación ha iniciado de manera irregular y a cuentagotas. México, Chile, Costa Rica y Argentina son las únicas naciones que han comenzado la inoculación, con apenas unas miles de personas y sin indicios firmes sobre cómo continuará.

Las dificultades para cerrar acuerdos directos con las farmacéuticas, los problemas logísticos para asegurar la aplicación de las vacunas y el resquebrajamiento detrás del programa COVAX de la ONU son algunos de los obstáculos que enfrentan las naciones de la región.

México, Chile, Costa Rica y Argentina, los que dieron el primer paso 

México tiene el listón de haber sido el primer país latinoamericano en comenzar la vacunación, utilizando el fármaco de Pfizer y BioNTech. Este martes 12 de enero, la llegada de 439.725 dosis —un dispendio que se repetirá semanalmente— permitió el inicio de una inoculación masiva, con la que pretenden alcanzar a todo el personal sanitario de primera línea.

Además, el Gobierno espera inocular a cerca de 15 millones de adultos mayores para abril próximo con la vacuna china CanSino. Por contrato, México tiene comprometidas 34,4 millones de dosis de Pfizer, 77,4 de AstraZeneca-Oxford, 35 de CanSino y 51,5 de la plataforma COVAX, a la vez que negocia para adquirir 24 millones de dosis de la rusa Sputnik V.

En cuanto a número de dosis en relación a su cantidad de habitantes, Chile luce como uno de los países mejor parados. Esa nación, que inició su plan de vacunación con 10.000 dosis del fármaco de Pfizer y BioNTech, tiene comprometidas 84 millones de dosis para sus 19 millones de habitantes (10 de Pfizer, la única autorizada hasta el momento, 14 de AstraZeneca-Oxford, y 60 de la china Sinovac).

Costa Rica, por su parte, aplicó poco menos de 10.000 dosis a su población y ha firmado contratos para asegurarse 6 millones de dosis de vacunas.

Argentina es la única nación latinoamericana que inició su campaña con la vacuna rusa Sputnik V. En ese país, ya son más de 100.000 las dosis que fueron aplicadas y espera recibir 44,4 millones de dosis producto de contratos directos con AstraZeneca (22,4) y el Fondo de Inversión de Rusia (20), mientras avanza las negociaciones con Pfizer, Sinovac y Sinopharm.

Los planes de vacunación en América Latina, una apuesta con plazos difusos

Fuera de estos cuatro países, el resto de la región avanza de manera aún más dispar, con algunos planes de vacunación anunciados pero no siempre de manera detallada.

Ecuador y Panamá aparecen como las próximas naciones de la zona en iniciar sus campañas de inmunización. El Gobierno ecuatoriano informó que el 18 de enero llegarán las primeras 50.000 dosis de la vacuna de Pfizer y BioNTech, mientras que las autoridades panameñas esperan las primeras 40.000 unidades de ese mismo fármaco entre el 18 y el 25 de este mes.

A ellos se sumará en febrero Colombia, con 1,7 millones de dosis de la misma alianza. En ese país, el Ejecutivo de Iván Duque ha recibido críticas por lo que sus detractores catalogan de falta de transparencia en el manejo de las negociaciones. Según las autoridades, la nación tiene garantizadas 29 millones de dosis: 10 de Pfizer-BioNTech, 10 de AstraZeneca y 9 de Janssen.

En el resto de la región se vislumbran acuerdos y planes para la vacunación, pero sin fechas concretas de inicio. El caso más emblemático es el de Brasil, donde la implementación y la producción de la vacuna china Sinovac ha alimentado la disputa política entre el gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, principal impulsor de esa inmunización, y el presidente Jair Bolsonaro, que se ha mostrado escéptico a la vacunación.

El Instituto Butantan de Sao Paulo ya tiene almacenadas 10 millones de dosis de esa vacuna, que según las autoridades alcanzó un 50,38% de eficacia, un número bajo en comparación con otros fármacos, aunque sus resultados provienen de estudios realizados en personas de altísimo riesgo. Con licencia para fabricarla en el país, el Ministerio de Salud anunció la compra de 100 millones de dosis de Sinovac así como 254 millones de otros inmunizantes, con los que Brasil dará comienzo a su campaña de vacunación, que se asoma desafiante desde el punto de vista logístico.

En tanto, sin fechas claras de inicio, los países adoptan distintas estrategias y eligen diferentes fármacos. Venezuela apuesta a vacunar a al menos 10 millones de personas con la Sputnik V; Perú espera recibir este mes un millón de dosis de la china Sinopharm; Bolivia firmó un acuerdo con Rusia para inmunizar a 2,6 millones de personas con la Sputnik V, las cuales comenzarán a llegar a finales de mes; Uruguay anticipó un plan para vacunar a 600.000 personas por mes, aunque no hay precisiones sobre cuál será la vacuna a aplicar; y en Paraguay, esperan las primeras vacunas pasado el primer trimestre del año.

En el resto de Centroamérica, Guatemala apuesta a inocular a 3,3 millones de personas este año, con la principal esperanza puesta en el programa COVAX de la ONU; El Salvador informó un acuerdo por 2 millones de dosis con AstraZeneca, aunque sin plazos; Honduras aguarda por las primeras unidades para mediados de abril a través del Fondo Rotatorio de Vacunas de la Organización Panamericana de la Salud (OPS); y Nicaragua no informó planes concretos, más allá de sugerir que podría adquirir unidades de la Sputnik V.

Cuba es un caso aparte, dado que avanza con el desarrollo de su propia vacuna, que estima poder aplicar en el primer semestre de 2021.

República Dominicana aprobó el uso de la inmunización de AstraZeneca y la Universidad de Oxford y prometió iniciar su aplicación en marzo. Mientras que países como HaitíGuyana o Surinam no han brindado información al respecto.

COVAX, una apuesta que se resquebraja

Con las dificultades para alcanzar acuerdos directos con las farmacéuticas y la lucha desigual desatada por adquirir las primeras dosis de las vacunas, el mecanismo COVAX asomaba como la principal ilusión de la región.

Todos los países de América Latina se han comprometido con este programa, a excepción de Cuba, que mantiene un acuerdo no vinculante. Esta propuesta apuesta a garantizar el acceso a la vacuna para todos los países del mundo, priorizando el reparto en las naciones más pobres.

Pero la noble iniciativa avanza de manera tumultuosa, a la sombra de los acuerdos directos que las naciones más ricas han comenzado a establecer con las desarrolladoras. Sin plazos claros ni cantidades accesibles de vacunas mediante COVAX, aquellas naciones latinoamericanas que pueden hacerlo aceleraron sus negociaciones bilaterales con las compañías desarrolladoras. Aquellos países que carecen de los recursos para entablar estos pactos, seguramente quedarán relegados en el acceso a la vacunación.

Según lo establecido por el programa, Bolivia, Guyana, Nicaragua, Honduras y Haití son los países elegibles para tener acceso preferencial a las vacunas. Belice, Guatemala, Surinam y Paraguay son naciones que aún no han informado acuerdos bilaterales, por lo que las dosis de COVAX son su única garantía actual. Mientras que naciones de ingresos medios, como Argentina, México o Perú, y de altos recursos, como Chile, podrían ser beneficiarios del programa y, a la vez, contribuir al acceso a la inmunización de otras naciones.

En otro plano también están los esfuerzos conjuntos de Argentina y México, que serán los encargados de producir unas 250 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus, con la fórmula de AstraZeneca y la Universidad de Oxford. Estas inmunizaciones servirán para abastecer a los países de América Latina y el Caribe, aunque se desconocen los plazos para su desarrollo y distribución.

EFE

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