“No hay salud sin salud mental”. Una frase corta con la que la Cruz Roja hace el recordatorio de que la salud mental es fundamental para que el resto funcione, porque no solo se trata de cuidarse de enfermedades o afecciones.
El tabú comienza a quedar atrás
Para muchos la salud mental aún sigue siendo un tema que se deja en segundo plano, por ejemplo, se pueden llegar a escuchar frases como estas: ¿Para qué voy a ir al psicólogo? ¡Eso puede esperar!
En contraste, se puede decir que en los últimos años, sobre todo, luego de la pandemia por el Covid’19, el cuidado de la salud mental comenzó a ganar más importancia y el tabú viene quedando atrás, normalizando el hecho de acudir a una consulta psicológica o psiquiátrica desde la conciencia de que hay que cuidarse en todos los niveles.
¡Alerta!
Datos estadísticos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) muestran que los trastornos de salud mental aumentan el riesgo de otras enfermedades y contribuyen a lesiones no intencionales e intencionales; también, la depresión continúa ocupando la principal posición entre los trastornos mentales, y es dos veces más frecuente en mujeres que hombres.
Otros datos, indican que para 2017, 264 millones de personas en el mundo padecían de trastornos depresivos, mientras que, 284 millones de personas se encontraban afectadas por factores como la ansiedad.
Otra estadística, quizás más alarmante, muestra que el suicidio es la tercera causa de muerte entre las personas de 15 a 29 años, y aunque las causas del suicidio pueden ser múltiples, la prevención implica eliminar el estigma hacia la salud mental y trabajar para que las personas pidan apoyo siempre que estén ante una situación emocional complicada.
Un día para crear conciencia
Cada 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, con el fin de crear conciencia sobre los problemas de salud mental, reducir el estigma y movilizar los esfuerzos globales para mejorar el acceso a los servicios de salud mental.
De acuerdo a la OPS, “la salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad”.
Dada la ocasión, el equipo de El Luchador, conversó con el Lcdo. Omar Carrillo, psicólogo, coordinador de la Escuela de Psicología de la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho en Ciudad Bolívar, quien hizo énfasis en la importancia de desarrollar inteligencia emocional para generar hábitos en favor de contribuir con la salud mental.
De acuerdo a Carrillo, la salud mental debe ser una prioridad, dado que, “las emociones y nuestro sistema inmunológico están interconectados, por lo que el desgaste mental o emocional conlleva al deterioro físico o nos hace propensos a patologías de diversas índoles”.
Barreras y oportunidades
En pleno siglo XXI existen diversas barreras que dificultan que las personas busquen la ayuda cuando la necesitan. “El estigma social ante la atención en salud mental sigue siendo una barrera al momento en que la persona se anima a pedir ayuda, también influye mucho las malas experiencias en cuánto a malas atenciones en salud mental, recordando que es de suma importancia verificar a qué especialista dejas el resguardo de tu salud mental, siempre es importante indagar con quién nos estamos atendiendo”, afirma el profesional de la salud mental.
Por otra parte, las condiciones laborales también influyen en la salud mental de las personas.
“Según la OMS, las malas condiciones de trabajo afectan negativamente la salud mental, lo que puede llevar a la pérdida de productividad, aumento del ausentismo y un mayor riesgo de accidentes laborales. Para prevenirlo, la OMS recomienda a las organizaciones implementar protocolos de psicoeducación que brinden herramientas para el autocuidado y la prevención”, expresa Carrillo.
Las redes sociales y la salud mental
El impacto de las redes sociales también es crucial en la salud mental. Recientes estudios han demostrado que, aunque las redes sociales tienen como función principal el entretenimiento, los adultos jóvenes que utilizan las redes sociales tienen tres veces más probabilidades de sufrir depresión, lo que pone a una gran parte de la población en riesgo de pensamientos y comportamientos suicidas.
“Las redes sociales ofrecen entretenimiento y una fuente de ingreso en muchos casos, pero, está comprobado que el exceso de pantallas los primeros años deteriora el funcionamiento cognitivo y estar expuesto a cierta información sin la orientación adecuada puede ser perjudicial para los adolescentes, sobre todo, cuando no se tiene supervisión por parte de un adulto”, dice el entrevistado.
Herramientas para padres y docentes
Ante esta realidad, Carrillo recomienda tanto a padres como a docentes para apoyar la salud mental de adolescentes y jóvenes, “mantener canales adecuados de comunicación, entendiendo que es importante validar lo que siente el niño o el adolescente, al momento de notar algún cambio negativo que les llamé la atención y siempre antes de emitir algún juicio ir con algún especialista en salud mental que pueda asesorar o guiar ante lo que estaría ocurriendo.
Detectar señales tempranas de alerta también es un aspecto que deben tener en cuenta los familiares y amigos, dado que, aquí puede estar la diferencia entre “salvar” o no a quien ha perdido su salud mental.
“Las señales varían según la persona y la edad pero el aislamiento sería algo bastante general, cambios bruscos en cuánto al apetito y el sueño, pérdida de interés ante situaciones que solían ser de su agrado como deporte o amistades”.
Creando una sociedad más sana
Finalmente, desde su perspectiva, el psicólogo Omar Carrillo, afirma que para construir una sociedad más sana mentalmente se debe, “mejorar la forma en que nos comunicamos y desarrollar más nuestra inteligencia emocional con el bien de generar rutinas y hábitos adecuados que contribuyan a favor de nuestra salud teniendo un balance entre lo físico y lo mental”.
Gledis Bonilla
