El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, representado por el ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores, Yván Gil, hizo un enérgico llamado a la comunidad internacional durante su intervención en la 30.° Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), que se celebra en Belém, Brasil.
En nombre del presidente Nicolás Maduro Moros, el canciller venezolano exigió el fin de la «hipocresía» y los «tecnicismos vacíos» que, a su juicio, han paralizado una respuesta efectiva ante la crisis climática global.
El capitalismo y el imperialismo, causa del colapso
El ministro Gil fue enfático al denunciar que el planeta «ya no enfrenta una amenaza futura, sino que está viviendo el colapso ambiental en tiempo presente», citando el aumento de temperaturas, la desertificación, el deshielo, los incendios forestales y los desastres naturales como resultado directo del «modelo capitalista salvaje» y del «imperialismo voraz» que persiste en el saqueo de recursos naturales.
Además, el diplomático venezolano alertó sobre una contradicción en el discurso de las potencias occidentales:
»Esa no es una transición hacia la sostenibilidad, sino hacia una nueva forma de dominación», afirmó Gil, al criticar que la llamada «transición energética» promueve la dependencia tecnológica y económica, excluyendo el derecho soberano al desarrollo del Sur Global.
Crítica al fracaso del sistema
El titular de la cartera de Exteriores subrayó el fracaso del sistema ambiental multilateral, destacando que los fondos internacionales de mitigación climática no están llegando a las naciones más afectadas.
En el mismo tono de crítica, el canciller Gil arremetió contra las corporaciones transnacionales que «actúan como potencias paralelas» y violan el derecho internacional. Señaló directamente el caso de ExxonMobil, acusándola de explotar recursos en un «mar que no ha sido delimitado» y de actuar «sin respeto alguno por la soberanía ni por la justicia internacional».
El ministro venezolano aseguró que estas acciones, respaldadas por gobiernos afines a intereses corporativos, representan una «amenaza directa para la estabilidad política y ambiental del Caribe y América Latina».
Modelo solidario y soberano
En contraste con lo que denominó la pasividad de las potencias, el canciller Gil destacó el espíritu integrador y solidario de Venezuela y de los países del ALBA-TCP (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos), recordando la asistencia humanitaria brindada a naciones del Caribe, como Jamaica y Cuba, frente a recientes emergencias climáticas.
El diplomático reivindicó el programa Petrocaribe —que fue atacado, según afirmó, por las sanciones estadounidenses— por representar un modelo energético solidario y soberano.
Con información de agencias
