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viernes, diciembre 5, 2025

Franmir Mejías: El joven que transforma material de reciclaje en arte

Entre tijeras, goma de chola y pinceles, Franmir Mejías talla su mundo con la ternura de quien ve más allá de lo evidente. Tiene apenas 16 años, pero en sus manos habita un talento que asombra y conmueve. Nació en Tucupita, estado Delta Amacuro, pero fue en Ciudad Bolívar donde echó raíces su imaginación desbordante, bajo el cuidado amoroso de su abuela, Flor Farfán, y en compañía de su hermano.

Desde muy niño, Franmir ha transformado lo cotidiano en arte. A los cuatro años, moldeó sus primeras figuras con foami: un cocodrilo y un dragón que marcaron el inicio de su camino creativo. “Yo estaba trabajando con foami y le di unos pedacitos para que jugara. En poco tiempo ya había hecho un cocodrilo. Fue algo muy sorprendente”, recuerda Farfán.

El apoyo familiar impulsa su talento

Una imaginación que no descansa

Dos años después, una simple coincidencia de colores desató otra revelación: mientras su abuela cocinaba, Franmir jugaba con un muñeco que tenía el mismo tono de las sandalias que ella había dejado en la puerta. Sin que nadie se lo enseñara, recortó cuidadosamente la goma para crear una réplica del juguete. Así nació su amor por las esculturas hechas con goma de chola.

Reproduce desde comics hasta seres mitológicos

Desde entonces, las figuras fijas se convirtieron en personajes articulados, con cascos, espadas, lentes y todo lo que su mente inquieta pueda imaginar. Entre sus obras se cuentan recreaciones de Godzilla, Alien, Depredador, Freddy Krueger, el Chupacabras y hasta próceres de la historia de Venezuela. Todo, usando tan solo una tijera como cincel y su imaginación como guía.

Joven promesa de las artes en Ciudad Bolívar

Pero su talento no se detiene allí. Franmir también domina materiales como arcilla, plastilina, goma espuma, esponjas e incluso ramas de árboles. Con paciencia y destreza, les da forma y los llena de vida con pintura al frío o acrílica.

El arte como lenguaje

El dibujo fue su primer refugio. Su abuela cuenta que al regresar de la escuela, sus cuadernos no tenían tareas, sino dibujos llenos de detalles. Recibió formación en la Casa de Tejas y a los 10 años comenzó a pintar sobre lienzo.

Hoy, sus obras incluyen paisajes y símbolos de la identidad venezolana: El Fortín del Zamuro, La Hydra del Orinoco, La Guacamaya, y una escena de Tucupita, capturada en un viaje, que quedó grabada en su retina y luego en el lienzo.

Pinta, dibuja y esculpe desde la infancia

También ha trabajado en proyectos escolares memorables, como una maqueta de la Batalla de Carabobo, con detalles tan minuciosos que asombraron a sus profesores y compañeros.

Más allá del diagnóstico

Franmir fue diagnosticado con autismo, una condición que no limita su capacidad de soñar ni de crear. Por el contrario, su mirada particular del mundo le permite construir universos donde otros solo ven objetos. Durante las vacaciones visita a sus padres en Tucupita, pero su vida transcurre en Ciudad Bolívar, donde estudia 5to año en ciencias en la Unidad Educativa Don Rómulo Gallegos. Sueña con cursar estudios superiores en artes y continuar cultivando su don.

Quienes lo conocen, vecinos y amigos, lo admiran y lo apoyan regalándole materiales para que siga creando. Algunos incluso le han encargado piezas. Su abuela comenta que quienes deseen adquirir una obra pueden comunicarse al número 0414-8505327.

Cada obra, una historia

Para Franmir, lo más especial no es solo crear, sino compartir. Le emociona contar la historia detrás de cada figura, explicar qué lo inspiró, por qué eligió tal forma o color. “Porque cada obra tiene su historia”, dice con una sonrisa que habla más que mil palabras.
Ha comenzado a mostrar su trabajo en redes sociales.

Dedica horas diarias a la creación de extraordinarias piezas

En TikTok lo puedes encontrar como Fran Mejías, y en Facebook como Franmir Mejías. Poco a poco, sus esculturas -nacidas de lo simple y hechas con amor- comienzan a llegar más lejos, tocando corazones con la misma dulzura con la que fueron creadas.

Arte sin límites
En cada corte de tijera, en cada pincelada sobre la goma, late un mensaje claro: el arte verdadero no necesita grandes recursos, solo un corazón dispuesto a ver belleza donde otros no la ven. Y Franmir Mejías es prueba viva de eso.

Jesús David Oca

Roelsi Gudiño
Roelsi Gudiño
Periodista, Productora Audiovisual, Fotográfa, Marketing Digital, Creador Digital
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