Al hablar de vitaminas esenciales, casi siempre vienen a la mente elementos como la vitamina C, el complejo B o incluso la D. Pero existe una que muchas veces queda fuera de la conversación y que tiene funciones clave para el organismo: la vitamina K. Aunque este nutriente no suele recibir tanta atención como otros similares, su papel es muy importante para mantener la salud en buen estado a largo plazo.
La vitamina K interviene directamente en la coagulación de la sangre, un proceso por lo que resulta indispensable para evitar hemorragias y permitir que el cuerpo se recupere correctamente tras una herida.
Sin este nutriente, incluso los cortes más pequeños que se pueden sufrir en el día a día se pueden convertir en un problema, lo que da una idea clara de qué tan importante resulta la vitamina K para la salud.
Además, la vitamina K tiene un impacto directo en los huesos y la salud cardiovascular. Ayuda a fijar el calcio en el sistema óseo y evita que este mineral se acumule en las arterias, lo que contribuye a mantener así los huesos fuertes y el sistema arterial más saludable, lo que reduce el riesgo de fracturas y también el de problemas asociados con la salud del corazón.
Con información Agencias.-



