EFE
Un gol del francés Kevin Gameiro a los seis minutos prolongó la racha del Atlético de Madrid, con su sexta victoria consecutiva en competición rumbo a los octavos de final de la Liga Europa y a una semana decisiva por la Liga, y la suya propia, con su quinto tanto en sus últimos siete partidos (1-0).
Son los dos datos principales que extrajo el equipo rojiblanco de un encuentro que ganó sin exprimirse y sin sobresaltos frente al Copenhague en el estadio Wanda Metropolitano, el último requisito que le quedaba para presentarse en el sorteo de este viernes del torneo continental como el más firme favorito y el rival a evitar.
El partido era un trámite desde hace una semana, después del 1-4 de la ida, pero desde este miércoles con algún matiz, enturbiado porque las últimas horas habían sido agitadas en la actualidad del Atlético, desde el rotundo «no» de Simeone a hacer todo lo posible para que siga Torres hasta el probable traspaso de Carrasco a China.
Dos asuntos, quizá, ajenos a un encuentro que nunca presentó ningún riesgo para el conjunto rojiblanco, pero el primero transcendente en un equipo que transitaba tranquilo, a la espera de una semana definitiva por la Liga… hasta el miércoles, cuando los focos se dirigieron a Simeone, Torres y en menor medida a Carrasco.
El extremo belga ni siquiera entró en la convocatoria mientras negocia una salida que, si se produce, debe cerrarse como muy tarde el próximo lunes; el delantero madrileño volvió al once frente al Copenhague cuando su continuidad más allá de este curso está más en el aire que nunca, pero que también lo estaba hace un año y medio.
Con todo eso sobre el ambiente -la afición coreó los dos nombres seguidos de Simeone y de Fernando Torres al principio del choque para ejemplificar que no hay división en la grada ni toma partido por uno u otro- llegaba al Wanda Metropolitano el Copenhague, un adversario vencido y a años luz, sin discusión, del Atlético.
Si la eliminatoria no admitía dudas desde la ida, el partido de vuelta tampoco. Era y fue del equipo rojiblanco, además rápidamente, desde el minuto 6, cuando Kevin Gameiro transformó el monólogo inicial del conjunto madrileño en el 1-0. El atacante ha tomado impulso en este 2018: cinco goles y dos asistencias en ocho duelos.
Mientras en el banquillo descansaban titulares para Sevilla como Griezmann, Saúl o Vrsaljko -Diego Costa y Filipe Luis no habían entrado ni siquiera en la convocatoria- y Jan Oblak, el elegido también en la portería para la Liga Europa, observaba con toda la calma del mundo el encuentro, nada más alterado por algún amago rival esporádico, el Atlético tenía ocasiones, un par de ellas de un activo Torres, y ya ganaba por 1-0 sin demasiada exigencia.
No la reclamó casi nunca el equipo danés, a pesar de su interés por tener la pelota en muchas fases del encuentro, incluso con mucho volumen de posesión y unos cuantos tiros sobre la portería local a lo largo de los 90 minutos, aunque sin ser una amenaza real ni con el 0-0 ni con el 1-0 con el que acabó el primer tiempo, ya con el foco de ambos equipos en otros retos en sus respectivas Ligas.
Al descanso, Saúl entró por Koke en el Atlético, seguramente pensando en repartir esfuerzos entre dos titulares para Sevilla; Skov y Falk lo hicieron por el capitán Kvist y Fischer, el más incisivo del equipo, en el Copenhague, con la mente ya en la lucha por la cuarta posición que todavía persigue en el campeonato danés.
Por delante, aún, el segundo tiempo, unos cuantos acercamientos del bloque danés bien solventados por Oblak; la reaparición con el Atlético de Nico Gaitán después de diecisiete partidos sin convocar; una ocasión de Gameiro, cuyo tiro tropezó en el portero rival y el final del partido, con el equipo rojiblanco en los octavos de final.