La Casa Blanca ha vuelto a estudiar un posible embargo petrolero en momentos que el gobierno del presidente Trump debate cómo responder a las elecciones planeadas por el presidente venezolano Nicolás Maduro para abril, que Washington ya ha calificado de “ilegítimas”.
La Casa Blanca, el Consejo de Seguridad Nacional, el Departamento de Estado y el Departamento del Tesoro están entre los organismos que están estudiando y consultando con asesores sobre un abanico de opciones para ayudar a sacar a Maduro del poder. Entre las medidas que se estudian está un embargo petrolero completo, que prohibiría la venta de cualquier cantidad de crudo venezolano en Estados Unidos, o bloquear la venta productos estadounidenses relacionados con el petróleo a Venezuela, según funcionarios y asesores del gobierno de Trump.
El gobierno también estudia sancionar a Diosdado Cabello, considerado la segunda persona más poderosa de Venezuela y líder del gobernante partido de gobierno, señalando que Canadá ya lo ha sancionado por violaciones a los derechos humanos.
“El mensaje es que seguiremos aumentando la presión hasta que el régimen de Maduro sea eliminado y la democracia vuelva a Venezuela”, dijo el lunes a McClatchy un alto funcionario del gobierno estadounidense.
La posibilidad de una afectación significativa en los mercados petroleros es lo suficientemente seria como para que el secretario de Estado, Rex Tillerson, hablando en Austin, Texas, planteara la posibilidad de echar mano a las reservas de crudo de Estados Unidos para ayudar a aliviar el impacto.
Trump ha propuesto vender parte de la reserva, que en este momento es de 700 millones de barriles, y Tillerson dijo que se pudiera usar para ayudar a aliados regionales de Estados Unidos y para compensar las pérdidas de empresas estadounidenses afectadas por las sanciones petroleras a Venezuela.
“Como ya iban a venderla, pueden usar ese petróleo para [entregarlo a] las refinerías que sufran debido a un embargo petrolero a Venezuela”, dijo Russ Dallen, socio gerente del banco de inversión Caracas Capital Markets, que le sigue la pista a los envíos venezolanos de crudo y asesora a funcionarios estadounidenses sobre los asuntos venezolanos.
Trump tiene un “mapa de ruta escalatorio” formulado por asistentes que contempla las sanciones económicas e individuales para estrangular la economía venezolana. Pero hasta el momento, Trump no ha llegado a aplicar la llamada “opción nuclear” —las sanciones petroleras— que pudieran ahogar al gobierno de Caracas, que depende casi exclusivamente del petróleo para sus ingresos y que necesita efectivo desesperadamente en medio de una profunda crisis económica y humanitaria.
El gobierno estadounidense ha fortalecido su retórica hacia Venezuela en las últimas semanas, desde dar indicios de nuevas sanciones hasta virtualmente garantizar consecuencias significativas si el gobierno de Maduro sigue desmantelando las instituciones democráticas del país sudamericano.
Es un cambio que refleja la postura de un gobierno que ha llegado a aceptar la posibilidad de que Maduro se las está ingeniando para permanecer en el poder en el futuro previsible a pesar de que el país está al borde del colapso económico.
“Cuando llegue el 22 de abril, cuando esperamos que Maduro sea reelegido porque hará trampas en el sistema y no habrá nadie que postule en su contra, tendremos seis años más de Maduro. Ahí es cuando Estados Unidos tendrá que tomar la decisión de hasta dónde quiere llegar con las sanciones”, dijo el alto funcionario estadounidense.
Por su parte, funcionarios del gobierno de Trump estudian si los beneficios a largo plazo de sanciones petroleras superan lo que se espera que sea un período particularmente doloroso, aunque temporal, para el pueblo venezolano, que ya sufre. El gobierno está sacando las mismas cuentas en lo relativo al daño temporal de esas medidas a los intereses financieros estadounidenses para poder llegar a objetivos de seguridad nacional a más largo plazo.
Estados Unidos ya ha sancionado a más de 50 antiguos y actuales funcionarios venezolanos y prohíbe a las instituciones financieras estadounidenses negociar con deuda venezolana.
El funcionario estadounidense de alto rango dijo a McClatchy que las sanciones están funcionando porque “dificultan al régimen el acceso al dinero, salir del país y continuar su influencia”.
Trump ha tomado un interés personal en la crisis y está “entendiblemente impaciente” por un mayor avance en Venezuela, dijo Benjamín Gedan, quien fue director para América Latina del Consejo de Seguridad Nacional durante el gobierno del presidente Barack Obama. Pero Gedan dijo que tomar una medida tan drástica como un embargo pudiera crear divisiones entre aliados estadounidenses en la región y en Europa. Y la situación pudiera empeorar la crisis migratoria en el continente.
Maduro ya ha logrado capear “un caos económico inimaginable” y pudiera sobrevivir un boicot estadounidense enviando su petróleo a otros países, como a una refinería de propiedad rusa en India, dijo Gedan.
“También está el temor no expresado de un caso extremo, en que imponer las sanciones petroleras elimine la herramienta más poderosa que tiene Estados Unidos para sacar a Maduro”, dijo Gedan.
Vía: El Nuevo Herald