Cuando faltan tres meses exactos para las elecciones presidenciales colombianas, el panorama electoral se presenta indefinido con al menos cuatro candidatos con posibilidades de victoria y la crisis de Venezuela como telón de fondo del debate.
La primera vuelta será el 27 de mayo y por primera vez en la historia del país no hay un claro favorito, de manera que el sucesor del presidente Juan Manuel Santos muy seguramente se elegirá en una segunda ronda entre los dos más votados, prevista para el 17 de junio.
Las encuestas plantean un escenario inédito en el que un candidato claramente de izquierda, como el exguerrillero Gustavo Petro, que luego fue alcalde de Bogotá, lidera entre dos y seis puntos de ventaja sobre el exalcalde de Medellín Sergio Fajardo, de una coalición de centroizquierda.
Unos puntos más atrás en la opción de voto se sitúan los de la derecha, el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, uno de los favoritos, que compite por el movimiento Mejor Vargas Lleras, y el uribista Iván Duque, que no tiene asegurada su candidatura pues primero tendrá que ganar una consulta popular de tres partidos.
Más atrás están el también exvicepresidente y exjefe negociador de paz con las FARC, Humberto de la Calle, del Partido Liberal, y la exministra Marta Lucía Ramírez, del movimiento Por una Colombia honesta y fuerte.
El favoritismo de Petro, del movimiento Colombia Humana, y a quien las diferentes encuestas le dan el 22 ó el 23 % de las intenciones de voto, ha calentado la campaña electoral no solo por su estilo provocador, tachado de populista por sus críticos, sino por propuestas que para muchos son el primer paso para que Colombia se convierta en una segunda Venezuela.
A esa percepción contribuye el hecho de que Petro, que hizo parte del grupo guerrillero M-19, se declaró en el pasado admirador y amigo del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, y de su sucesor, Nicolás Maduro.
Sin embargo, últimamente ha tratado de guardar distancia de la revolución bolivariana ante el espanto que las imágenes de la crisis de Venezuela y de miles de inmigrantes que huyen del hambre causan entre los colombianos.
“Este país, por primera vez en mucho tiempo, corre el riesgo de quedar en manos de un proyecto populista. Es la misma receta que permitió el ascenso de Chávez al poder”, manifestó el pasado 19 de febrero Vargas Lleras, quien abandera la campaña contra Petro.
De las propuestas de Petro que más roncha han levantado son las de aumentar los impuestos a los latifundios improductivos para forzar a los propietarios a vender las tierras, y la de una reforma económica que cambie la “cultura extractiva” basada en la explotación de combustibles fósiles por una productiva agroindustria que privilegie la protección del medio ambiente.
Además de sus ideas, a buena parte del electorado le preocupa que un eventual Gobierno suyo sea tan traumático como lo fue su gestión como alcalde de Bogotá en el periodo 2012-2015, marcada por constantes controversias y un discurso que promovía la división social entre ricos y pobres.
Petro tiene una actitud desafiante frente a todo lo que represente al establecimiento, y sus críticos lo acusan de ponerse por encima de la ley, pero su discurso cala en algunos sectores, como la juventud más contestataria que le sigue en las redes sociales.
Es difícil saber si su favoritismo en las encuestas es real o una estrategia de sus rivales para exponer sus puntos débiles, pero lo cierto es que en las redes sociales abundan fotos de sus manifestaciones diarias, casi siempre multitudinarias.
Un fenómeno parecido fue el de Fajardo, de la Coalición Colombia, que terminó 2017 de puntero en las encuestas, y hoy está en segundo lugar.
Curiosamente el exvicepresidente Vargas Lleras, apuntado como gran favorito desde antes de comenzar la campaña, ha perdido impulso y en los sondeos aparece de tercero o cuarto.
Un indicio de cómo están las fuerzas políticas para las presidenciales se verá en menos de dos semanas, el 11 de marzo, cuando los colombianos voten para elegir a los miembros del Senado y la Cámara de Representantes, y se sabrá dónde están los apoyos reales.
Esa elección será crucial porque definirá también el margen de gobernabilidad y de apoyo legislativo que tendrá el próximo presidente.
El mismo día, Petro pondrá a prueba su potencial electoral en una consulta para elegir al candidato de una coalición de izquierdas en la que su rival es Carlos Caicedo, exalcalde de Santa Marta, que en teoría no debe ofrecer mayor resistencia.
Por el lado de la derecha, Duque y Ramírez también irán a una consulta con el ultraconservador Alejandro Ordóñez. Quien gane será el candidato presidencial y el segundo su compañero de fórmula para tratar de vencer a Petro, Fajardo o Vargas Lleras.
Vía: El Carabobeño