La ola de frío siberiano que azota Europa seguirá hoy castigando al continente. El país más afectado es Polonia, con 18 decesos.
La ola de frío siberiano que azota Europa y ha provocado más de 50 muertos, entre ellos varios «sin techo», seguirá este jueves y afectará enormemente a la mayoría de los medios de transportes.
El fenómeno climático ya tiene varios apodos: «La Bestia del Este» para los medios británicos, «El Oso de Siberia» en Holanda, el «Cañón de nieve» en Suecia. Esta ola de frío ha causado al menos 48 muertos.
El conteo de muertos es escalofriante: 18 en Polonia, 7 en Estonia, 6 en República Checa, 5 en Lituania, 4 en Francia, 4 en Eslovaquia, 2 en Italia, 2 en Rumania, 2 en Serbia, 2 en Eslovenia, uno en Holanda, uno en Reino Unido y otro en España.
Ayer, el mercurio cayó hasta -21°C en las regiones montañosas de Croacia y Bosnia, -20°C en Lübeck, en el norte de Alemania, -19°C en el sur de Polonia, -18°C cerca de Lieja, en Bélgica, y -10°C en los alrededores de Londres.
En Suiza, se registró una marca de -36°C en Glattalp, a 1.850 metros de altura, un lugar deshabitado donde son frecuentes estas temperaturas extremas. En Francia, la madrugada de ayer fue la más fría en lo que va del invierno boreal, con -12°C en Metz, en el noreste.
Las temperaturas glaciales, que se mantendrán este jueves, han afectado sobre todo a los «sin techo». Tres de ellos perecieron en Francia y en República Checa desde el viernes y dos en Italia, uno de los cuales rechazó abandonar el lugar en el que dormía al aire libre fuera de Milán.
En Bélgica, varias ciudades tomaron la decisión inédita de forzar a las personas sin domicilio fijo a guarecerse en refugios.
En Alemania, la Asociación de ayuda a los sin techo reclamó que los centros de acogida estén abiertos durante toda la jornada y no sólo por la noche: «También se puede morir de frío durante el día», insistió Werena Rosenke, directora de la asociación, que censó cuatro decesos por hipotermia desde el comienzo del invierno.
En Francia, el ministro de la Cohesión de los Territorios, Jacques Mézard, anunció que hay disponibles 150.000 plazas de alojamiento de urgencia, «una cifra nunca antes alcanzada».
«Aquellos que cuentan con una casa también se pueden revelar vulnerables con este clima. Si usted tiene vecinos ancianos o frágiles, verifique que están sanos y salvos, y que cuentan con un «stock» suficiente de alimentos y medicamentos, así como que su vivienda está calefaccionada (al menos 18°C)», solicitó el alcalde de Londres, Sadiq Khan.
En Irlanda, los habitantes se lanzaron hacia los supermercados para aprovisionarse ante la llegada de la tormenta «Emma», que hoy provocaría las mayores nevadas registradas en el país desde 1982.
Las fotos de las góndolas de pan vacías se pueden ver en las redes sociales. Las autoridades decretaron «alerta roja» y recomendaron a todos los habitantes de las provincias de Munster (suroeste) y Leinster (este) mantenerse al abrigo entre las 16.00 del jueves y las 12.00 del viernes.
A través de toda Europa, la nieve y el hielo en calles y carreteras han perturbado el tráfico de vehículos, así como el aéreo y el ferroviario. Numerosos vuelos han sido anulados o retrasados en los aeropuertos británicos. En Irlanda, la compañía de bajo costo Ryanair anuló todos sus vuelos desde y hacia Dublín. Y en Escocia, los aeropuertos de Glasgow y Edimburgo cerrarán hasta el mediodía del jueves.
En Holanda, la fiebre del patinaje invadió al país. A pesar de temperaturas de -15°C registradas en algunas partes, las condiciones no eran ideales para practicar este deporte: en Hank, en el oeste del país, un hombre de 75 años murió congelado este miércoles al caer al agua tras deslizarse por hielo muy delgado. Varios accidentes similares fueron señalados en pueblos cercanos a Utrecht y Ámsterdam, pero las víctimas fueron socorridas a tiempo.
En Londres, un sexagenario murió en las mismas circunstancias en un lago del sureste de la capital.
El tabloide Österreich premió con la palma del «trabajo más glacial de Austria» a Ludwig Rasser y Norbert Daxbacher, empleados de la estación meteorológica de Sonnblick, a 3.109 metros de altura, quienes deben salir tres veces al día para monitorear los aparatos de medidas. «Necesitamos una hora para tomar los datos de todos los aparatos. A -32°C, la sensación térmica provocada por el viento era de -60°C», reveló Ludwig.
Numerosas escuelas cerraron sus puertas en Reino Unido, Irlanda y el norte de Portugal y España, así como en Bosnia y Kosovo, donde muchos pueblos y aldeas se encontraban aislados por la nieve.
Vía: Clarin