En agosto de 2017, el gobierno de Estados Unidos firmó por primera vez una orden ejecutiva en la que se imponían sanciones financieras contra el gobierno venezolano de Nicolás Maduro.
La orden firmada por el presidente Donald Trump que declaraba la prohibición de acceso a créditos y la prohibición de convertibilidad de los bonos venezolanos en la bolsa de valores de EEUU, buscaba presionar al gobierno a implementar decisiones políticas que contribuyeran a generar confianza en inversionistas y en organismos internacionales.
El gobierno venezolano, cuyos funcionarios también sumaban sanciones individuales por violaciones a los derechos humanos, vio en esta medida estadounidense la excusa perfecta para atribuir la crisis de alimentos y medicinas que alcanzaría niveles preocupantes en los siguientes meses.
La presidenta de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Delcy Rodríguez estrenaba su cargo, culpando al gobierno de EEUU por la escasez de comida. “Teniendo nosotros barcos en la costa cargados con medicamentos y con alimentos, Venezuela no tiene cómo hacer el pago de esos bienes esenciales para la población venezolana. ¿Por qué? Porque hay un bloqueo financiero contra el país”, denunció en aquella oportunidad.
Tres días después, Rusia envió 30 toneladas de trigo. El gobierno de Maduro aseguró que el cargamento formaba parte de un plan de abastecimiento de esa materia prima pactado con el presidente ruso, Vladimir Putin, quien se mostraba solidario con Venezuela por el “bloqueo financiero”.
En diciembre de 2017, ya las sanciones parecían haber quedado atrás y el “sabotaje internacional” se convertía en la nueva excusa del chavismo para explicar la falta de perniles prometidos por el Estado en las cajas Clap.
Sin embargo, resultaba curioso que a principios del mes más esperado por todos los venezolanos, habían arribado al puerto de La Guaira 2.000 toneladas de pernil contra el pronóstico de las “sanciones”.
Y es que los buques en tránsito con alimentos y medicinas ya amenazaban con dar un duro golpe al discurso gubernamental. En enero de 2018, en medio de todo el alboroto armado por el gobierno nacional sobre “complicaciones a raíz de las sanciones impuestas por EEUU” para el pago de los euros adjudicados en subastas de Dicom, llegaban al país 1.500 contenedores llenos de combos Clap.
Florida aprueba ley que prohíbe al estado hacer negocios con gobierno venezolano https://t.co/BMTXQ6Ua13
— Venezuela al Dia (@venezuelaaldia) March 8, 2018
De acuerdo a Freddy Bernal, secretario nacional de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), fueron 2 millones 200 mil cajas, procedentes de más de 42 buques que llegaron a Venezuela para proporcionar alimentos a la población.
Superando las “sanciones” a las que tanta referencia hacía el gobierno, llegó también materia prima para ser distribuidos a industriales y a los ciudadanos para abastecer el mercado público y privado.
En las próximas semanas, se espera la llegada de los buques petroleros Cape Talana, Front Thor y Mathraki, provenientes de Estados Unidos, principal país acusado de la supuesta “guerra económica” en Venezuela.
¿Cómo era posible? En el comunicado emitido por la Casa Blanca, se dejaba claro que “para mitigar el daño al pueblo estadounidense y venezolano”, el Departamento del Tesoro emitiría licencias generales que permitieran transacciones que de otra manera estarían prohibidas por la orden ejecutiva.
El párrafo fue omitido por el gobierno madurista a conveniencia, sin embargo el aumento de las exportaciones de crudo venezolano a EEUU que entraron por el puerto de Louisiana Offshore Oil Port en 2017 dio esa primera señal.
Un material publicado en el portal Platts reveló que la disminución de las importaciones de crudo de Arabia Saudita debido a los recortes de la producción de la OPEP en crudos ácidos, triplicó el envío de barriles de petróleo de Venezuela a EEUU en 2017, pese a las amenazas de la administración de Trump.
La realidad deja al descubierto el discurso político del chavismo nuevamente. La teoría del bloqueo financiero producto de las sanciones estadounidenses se vio superada. Y es que si bien las sanciones intentaban limitar económicamente a Maduro, también buscaban cómo llevarlo a cabo sin afectar a terceros, incluyendo a los venezolanos.
Vía: Venezuela al Dia