La madrugada de este sábado, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido desencadenaron la ofensiva en Siria contra el régimen de Bashar al Assad. Prácticamente al mismo tiempo, Donald Trump, Emmanuel Macron y Theresa May dieron cuenta del inicio de la operación de castigo al régimen de Al Assad, acusado de utilizar armas químicas en el ataque que hace una semana dejó más de cuarenta víctimas mortales y quinientos heridos en la ciudad de Duma.
Horas después del último intento diplomático estadounidense de sacar adelante una resolución de condena al dictador sirio, de nuevo bloqueada por su aliado Rusia, los tres mandatarios daban la orden de romper las hostilidades, señaló el medio español.
Las reacciones internacionales al ataque en Siria no se han hecho esperar, con dos bloques claramente diferenciados: quienes consideran la acción legítima y proporcionada y quienes la condenan y aseguran que empeorará la catástrofe que vive el país.
La alta representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, mostró su apoyo a todas las medidas para «evitar el uso de armas químicas».
«La UE fue informada sobre bombardeos dirigidos a instalaciones de armas químicas en Siria por parte de EEUU, Francia y Reno Unido, con el único objetivo de impedir el uso de armas químicas por el régimen sirio para matar a su propia población», señaló Mogherini en un comunicado.
Según la diplomática italiana, la rendición de cuentas en este aspecto es «obligatoria», porque el uso de este tipo de armas es un crimen contra la humanidad y una violación del derecho internacional.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha mostrado su apoyo al ataque y ha indicado que la UE se mantendrá «del lado de sus aliados».
«El ataque de Estados Unidos, Francia y Reino Unido deja claro que el régimen sirio, junto con Rusia e Irán, no pueden continuar con esta tragedia humana, al menos no sin coste», dijo en un mensaje publicado en la red social Twitter.