De acuerdo a los científicos tenemos muchos más sentidos de los que se conocen en la actualidad. Los expertos no están de acuerdo en el número exacto, pero consideran que la cifra se sitúa entre 14 y 20 sentidos.
Los sentidos son el mecanismo fisiológico de la percepción, y son los encargados de enviar al cerebro la información relacionada con nuestro entorno. Los cinco grandes sentidos que se conocen tradicionalmente son la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, pero lo cierto es que nuestro cuerpo está dotado de muchos otros sistemas que permiten que el cerebro reciba información sobre lo que nos rodea.
Uno de ellos es la propiocepción o sentido kinestésico, que se trata de la capacidad de saber dónde están las diferentes partes de nuestro cuerpo, como los músculos o los apéndices. La propiocepción nos permite tener unos movimientos más fluidos y coordinados; por ejemplo, podemos colocar un dedo en la punta de la nariz sin necesidad de mirar.
La equilibriocepción o sentido del equilibrio es otro de los sentidos menos conocidos. Se basa en el sistema vestibular del oído interno, que detecta el movimiento en colaboración con el sistema propioceptivo y el visual. Gracias a él somos capaces de mantener el equilibrio y de sentir la velocidad.
Otro sentido adicional a los cinco grandes es la termorrecepción o sentido del calor, que es el que nos permite detectar la temperatura (tanto su exceso como su defecto). Es posible gracias a los termorreceptores de nuestra piel, que nos alertan de las temperaturas extremas para evitar quemarnos o congelarnos.
Por otro lado encontramos la nociocepción o sentido del dolor, que se vale de los receptores de dolor del cuerpo para enviar la información al cerebro. La cronocepción es considerado por algunos científicos como otro sentido de los seres humanos. Se trata de la capacidad de sentir el paso del tiempo y nos permite saber aproximadamente en qué momento del día nos encontramos.
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