Una iglesia abrió un mini mercado donde los productos tienen un valor más accesible, que llegan a costar menos de la mitad del precio de los supermercados de la zona. La iniciativa, sin fines de lucro, se llama The Storehouse (El Almacén) y pretende ayudar a las personas de bajos recursos.
El mercado funciona en un local de la iglesia Vineyard, en la ciudad de Hampton, Virginia. Al comienzo fue una opción accesible sólo para miembros de la iglesia. Ellos compran comida, bebida y productos de limpieza en grandes cantidades, obteniendo un gran descuento. Todo era vendido al costo del producto, posibilitando las significativas rebajas. Ahora la iglesia decidió abrir las puertas del mercado a toda la comunidad. Cualquier persona puede comprar. El pastor Jacob Hopson resalta que los líderes de la iglesia entendieron que deberían abrir al público para compartir la ventaja con los más necesitados. El pastor destaca que el mini mercado, para ellos, es un ministerio. “Comenzamos a ver que algunos de nuestros miembros redujeron drásticamente sus gastos en alimentación, lo que hace la diferencia en nuestra comunidad empobrecida”. Hopson destaca que la sección de carnicería es la parte más concurrida, donde “ofrecemos carne de alta calidad que les da la oportunidad de comer como reyes y reinas, con un bajo presupuesto”. Una de las innovaciones del proyecto es ofrecer una “ayuda de compras”, que asegura la compra de las personas mayores o enfermas y las acompaña todo el tiempo. Cuestionado de cómo mantiene el mercado, explica que todos los empleados son miembros de la iglesia y varios son voluntarios. El pastor enfatiza que la tienda está abierta a personas de todas las religiones. “No les predicando a ellos, al menos no en el mercado”, dijo Hopson. “Sólo queremos demostrarles amor y ofrecer ayuda. Cada producto adquirido se vende con un aumento de centavos, que es suficiente para pagar los costos de mantenimiento. “Abrir este mercado fue una visión que Dios me dio desde que fundamos la iglesia”, cuenta, explicando que siempre contó con el apoyo de los cerca de 50 miembros de la congregación. “Estamos aquí para ayudar realmente a la gente. Continuamos con los otros ministerios de la iglesia, que incluye sacar a jóvenes de las drogas”. Para el caso venezolano, CCM propuso (aunque no públicamente, salvo ahora) que para la justa distribución de los alimentos, el Estado constituya, como alternativa comercial para la participación del inversor privado, las “Concesiones del Mercal y PDVAL” a nivel de parroquias. Donde cada concesionario maneje sus inventarios y nómina del personal; siendo el gobierno quien abastezca los víveres a precio justo. Incluso dando un uso prudente al Carnet de la Patria para evitar compras repetidas en lugares fuera de la circunscripción vecinal, evitando al propio tiempo la re-comercialización del mismo producto. Nos obstante, alguna congregación con expansión nacional; bien pudiera ser Luz del Mundo o Maranatha, o cualquier otro concilio tomara la iniciativa de comprar grandes cantidades de productos de consumo masivo y hacerlos llegar al consumidor -cristiano o no- a precios fraternos y libre de toda codicia (Proverbios 11:1) Es solo una idea a considerar. CCM Venezuela/ www.acontecercristiano.net
