El diseñador ha presentado su primera colección masculina para la ‘maison’ francesa y ha dejado claro que está aquí para renovarla de pies a cabeza.
La llegada de Virgil Abloh a la dirección creativa de la línea masculina de Louis Vuitton pilló a la industria desprevenida cuando la noticia se hizo pública el pasado marzo. Este diseñador había comenzado su carrera diseñando camisetas y sudaderas alcanzaba uno de los puestos más deseados del panorama de la moda sin siquiera haber pasado por una escuela de diseño. Pero en una era movida por redes sociales e influencers, Virgil contaba con algo mucho más apetecible que un diploma: una legión de fans millennial.
Y así, la palabra más deseada por todos se convertía en el comodín perfecto del fundador de Off-White, que a la vez se convertía en la promesa de una nueva era para la casa de lujo francesa: una que apunta a los jóvenes consumidores y que sustituye en el front row a insiders por Rihanna y a modelos por estrellas de la música. La reinvención del concepto. El resurgir de un clásico.
Hoy, tres meses después, Virgil ha presentado su primera propuesta para esta era y, reconversiones aparte, el diseñador ha cumplido al dedillo aquella promesa: rejuvenecer la línea. Una colección donde la piel se sustituye por plástico transparente y el clasicismo por colores neón. Donde el blanco ha sido el protagonista y los contrastes cromáticos han trascendido al emblemático monogram.
El francés se ha autorreferenciado sin complejos y el resultado ha sido exactamente el buscado: piezas con las que podemos imaginarnos a Kanye o A$ap Rocky al instante y con las que incluso Rihanna o Kim Kardashian se atrevieron entre el público. Un autohomenaje en el que hasta la invitación daba pistas de hacia dónde mira Abloh con diccionario de términos incluido (de ‘margielismo’ a ‘ironía’, todas las claves estaban en el vocabulario Virgil) y que no hace sino reforzar la idea principal de que, hoy, bajo esa misma ironía, la cultura urbana y el lujo van de la mano y cogidos muy fuerte.
Sólo así se explica que el tie dye se haya colado entre los estampados y que las zapatillas se vayan a convertir en uno de los grandes atractivos de lo presenciado esta tarde en París. No hay que olvidar que la esencia de Vuitton pasa por la importancia de los complementos y precisamente éstos han sido más protagonistas que nunca gracias a otro de esos términos que extraemos del imaginario (y el diccionario) del diseñador: ‘Acessmorphosis”, o lo que es lo mismo, un accesorio convertido en prenda.
¿El resultado? Chalecos con bolsillos que son en realidad neceseres anexionados, o marroquinería que se transforma en arneses de cuero fluorescente. Todo sobre una alfombra en degradado que vaticinaba la progresión cromática que se avecinaba y, por supuesto, música en directo.
Noticias24.com