Un coágulo de semen es un océano inabarcable. En esa porción de líquido están guardadas el 50 % de las respuestas de la vida. Según la Or­ganización Mundial de la Salud (OMS), el valor normal en una muestra de semen es de 15 millones de espermatozoides; uno de ellos aportará la mitad de la infor­mación genética del embrión (la otra mitad la pone el óvulo).

En su libro 50 cosas que hay que saber so­bre genética, Mark Hender­son sostiene que “los óvulos siempre son portadores de un cromosoma X, mientras que los espermatozoides pueden ser portadores de un cromosoma X o de un cromosoma Y. El esperma­tozoide que porta un cromo­soma X da lugar a un game­to femenino cuando se une a un óvulo; sin embargo, el espermatozoide portador de un cromosoma Y da lugar a un gameto masculino”.

Respecto a los bancos de esperma estos «permiten el almacena­miento de muestras seminales de pacientes que deseen pre­servar su fertilidad, como es el caso de hombres con cáncer a quienes el tratamiento puede afectar su capacidad repro­ductiva, hombres que ten­gan trabajos que comprome­tan su fertilidad u hombres que quieran dejar una muestra antes de someterse a una vasectomía”, explica Lina Restrepo, bacterió­loga del Centro Colombiano de Fertilidad.

“Se puede hacer una técnica de gradientes de densidad, donde nos queda separada la muestra en el plasma y obtenemos aque­llos que naden más rápido, que tengan menos fragmentación de ADN, con mejor morfología. Existen técnicas en donde po­demos ver el espermatozoide en alta magnificación con un mi­croscopio espacial, en donde nos enfocamos en las características de la cabeza, llamadas vacuolas, para elegir el mejor”, explica la bióloga Carla Ribeiro.

Los 23 cromoso­mas de los espermatozoides son estudiados en un cariotipo (examen que se practica a las muestras de semen que ingresan a un banco de es­perma). “Si la persona no tiene una enfermedad visible, es muy probable que el resultado esté en los parámetros normales. Sin embargo, a veces se descubren en los cromosomas unas alteracio­nes que aumentan el riesgo de tener hijos con enfermedades, como síndrome de Down”, ex­plica Ignacio Zarante, miembro del Instituto de Genética Huma­na de la Universidad Javeriana.

A las muestras de semen, congeladas en neveras, pueden acceder familias y mujeres solteras. La donación se hace de forma anónima. En Colom­bia, la información a la que acceden los pacientes inte­resados en dicho material genético se reduce a las ca­racterísticas físicas del do­nante. “Por lo general, las mujeres piden una carac­terística o que se parezca a su pareja. Ellas no piden un combo de «lo quiero rubio, de ojos claros, alto, con abun­dante pelo. Lo que importa es que sea una, buscan de­terminado color de piel o es­tatura’”, afirma Deschamps.

Brasil es uno de los países que más importa semen de Estados Unidos. De acuerdo con un artículo de The Wall Street Journal, en el 2017, parejas del mismo sexo o mujeres solteras de ese país adquirieron 500 tubos de es­perma de donantes rubios, de ojos claros y pecas. Para el genetista Ignacio Zarante “es poco probable que se re­pliquen los genes producto de una donación de esperma de una persona rubia. Esas ca­racterísticas son recesivas, es decir, se expresan con menor frecuencia que el pelo y los ojos oscuros”.

 

 Con información: http://globovision.com