Cuando llegaron los rescatistas sólo encontraron un bote inflable destruido y tres cuerpos flotando en el mar, dos mujeres y un niño pequeño.
Al acercarse, descubrieron que una de las mujeres estaba viva, «sujetándose con un brazo de un trozo de madera», como lo relataron después.
La otra mujer y el niño, que habían quedado a la deriva a unos 150 kilómetros de la costa libia, en el Mediterráneo, habían muerto horas antes de que los descubriera el barco de la ONG española Proactiva Open Arms.
Hay versiones distintas de lo que ocurrió.
Proactiva Open Arms indicó que los tres fueron abandonados a su suerte por guardacostas libios. Dijo que éstos dejaron a las mujeres y al niño en ese lugar cuando éstas se rehusaron a abordar su barco patrulla.
El guardacostas libio disputa esa afirmación. Indicó que había rescatado a 165 inmigrantes que viajaban en el bote dañado y recuperado el cuerpo de un bebé.
Pero no dio detalles de cómo quedaron las mujeres y el niño a la deriva sobre los restos del bote inflable.
En una declaración, el guardacostas libio dijo: «No está en nuestra religión, en nuestra ética ni en nuestra conducta abandonar vidas humanas en el mar, donde estamos solamente para salvarlas».
«Los migrantes estaban quemados por el sol y deshidratados después de pasar más de 60 horas a la deriva en el mar», agregó.
Los rescatistas indicaron que la sobreviviente, que fue identificada como Josepha, una mujer camerunesa de 40 años, estaba «en estado estable pero traumatizada» y agregaron que necesitaba atención médica y terapia psicológica «urgente».
Esta es la tragedia cotidiana de miles de personas que arriesgan su vida huyendo de la pobreza o la guerra en sus países y, a menudo, mueren en el intento.
Proactiva Open Arms es una de varias ONGs que operan en la letal ruta del Mediterráneo de los migrantes que intentan llegar a Europa desde el norte de África, principalmente Libia.
Pero estas organizaciones ahora fueron bloqueadas por Italia y Malta, los cuales no permiten la entrada de los barcos de rescate a sus puertos y han sometido a los miembros de su personal a investigaciones.
El nuevo gobierno populista de Italia prometió detener el flujo de migrantes en el Mediterráneo y ha otorgado ayuda a las autoridades libias para que incrementen sus esfuerzos para disminuir la migración.
Pero los activistas de derechos humanos critican esa ayuda porque dicen que los migrantes que son regresados a Libia, después de que sus barcos son interceptados en el mar, están en riesgo de sufrir abuso y torturas.
Proactiva Open Arms afirma que el guardacostas libio interceptó el barco donde viajaban unos 170 migrantes pero cuando las dos mujeres y el niño se rehusaron a abordar la patrulla del guardacostas, éstos «destruyeron la embarcación y los abandonaron a su suerte».
«Quiero denunciar… al guardacostas libio porque no supo cómo manejar una situación de emergencia, llegando dos días y dos noches tarde y abandonando a dos mujeres y a un niño en los restos de la embarcación que ellos mismos destruyeron», le dijo el fundador de Open Arms, Óscar Camps, a la agencia Reuters.
Camps dijo que un barco mercante que navegaba en la zona tampoco ofreció ayuda a los migrantes.
Y agregó: «Esta es la consecuencia directa de no permitir que las ONG que rescatan vidas en el Mediterráneo trabajen allí, esta es la consecuencia».
La inmigración ilegal a Europa a través del Mediterráneo ha disminuido drásticamente en el último año, cuando unas 170.000 personas lograron llegar al continente por esta vía, según datos de la Organización Internacional de Migración (OIM).
La cifra en 2015 fue de más de un millón, casi cinco veces más que el año previo.
Esta disminución, sin embargo, no se ha reflejado en el número de personas que han muerto en el peligroso trayecto.
En 2015, la OIM calcula que 5.350 migrantes murieron en el mar. En 2017 la cifra fue de 3.116 muertos.
El caso de Josepha, la migrante camerunesa, ha logrado atraer la atención internacional porque en uno de los barcos de Open Arms viajaba el español Marc Gasol, uno de los mejores basquetbolistas de la NBA.
Gasol iba a bordo de El Astral, que navegaba junto al Open Arms, la embarcación que rescató a la mujer.
El basquetbolista le contó al diario El País de España qué fue lo que lo empujó a participar en estas iniciativas de rescate.
«Tenemos que dar ejemplo, demostrar la gravedad de los que está pasando. Quiero ser testigo directo y salvar a gente», declaró Gasol.
«El riesgo que pueda asumir por ser un jugador de la NBA pasa a un tercer plano. No hay mejor ejemplo que los voluntarios que están aquí, con los que estoy conviviendo. Tienen un superequipo y ves que todo lo hacer para el bien común».
Y sobre lo que encontró al llegar al lugar del naufragio el basquetbolista dijo: «En principio parecía que no había nadie con vida. Pero nos hemos acercado un poco más y hemos visto que había una mujer. Estaba aguantándose solamente con un brazo a un trozo de madera que debía ser de medio metro, no más. Había otra mujer y un niño muertos».