Una ley que establece cuáles son los símbolos patrios, el idioma oficial o la capital del país sería vista como un mero trámite en muchos lugares del mundo. Pero este no es el caso.
La Ley Básica de la Nación-Estado de Israel aprobada este jueves en una encendida sesión de la Kneset (parlamento) generó una gran polémica y llegó a ser considerada por algunos parlamentarios como «la muerte de la democracia» en el país.
La norma fue aprobada con 62 votos a favor, 55 en contra y dos abstenciones (procedentes, por cierto, del gobernante partido Likud del primer ministro Benjamín Netanyahu).
El polémico texto tiene rango constitucional, ya queIsrael no dispone de una Carta Magna propiamente dicha sino de un conjunto de leyes básicas -como la recién aprobada- que establecen los valores, principios y normas fundamentales del Estado.
Pero ¿por qué está causando tanta controversia?
BBC Mundo te trae tres claves para comprender lo que está ocurriendo.
1. ¿Democracia en riesgo?
La Ley Básica de la Nación-Estado señala que su objetivo es «asegurar el carácter de Israel como el Estado nacional de los judíos con el fin de codificar en una ley básica los valores de Israel como un estado democrático judío en el espíritu de los principios de su Declaración de Independencia».
Al mismo tiempo, establece que «Israel es el hogar histórico del pueblo judío» y afirma que ellos tienen un «derecho exclusivo de autodeterminación» sobre el país.
La norma ratifica como símbolos nacionales tres elementos propios del judaísmo: la bandera blanca y azul con la estrella de David en el centro, el himno Hatikva (una adaptación musical de un poema judío sobre el retorno del pueblo judío a Israel) y la menorá (candelabro judío) de siete brazos con ramos de olivo en los extremos.
La versión final del texto desestimó, sin embargo, dos de las disposiciones más polémicas.
Una de estas requería a la Corte Suprema que diera prevalencia en sus decisiones a la condición de Israel como estado judío por encima de su carácter democrático en los casos en los que no hubiera precedentes y se planteara un choque entre ambos elementos.
La otra cláusula descartada sentaba las bases para la conformación de comunidades segregadas por nacionalidad o por religión.
Estos y otros factores provocaron fuertes críticas por parte de parlamentarios árabes israelíes, quienes aseguraron que la nueva ley ponía en cuestión el lugar de la minoría árabe en ese país.
«Hoy, tendré que decirle a mis hijos, junto a todos los niños de los pueblos árabe-palestinos en el país, que el Estado ha declarado que no nos quiere aquí«, dijo Ayman Odeh, uno de estos legisladores.
Afirmó que la Kneset había «aprobado una ley de supremacía judía y nos dijo que siempre seremos ciudadanos de segunda clase».
«Con conmoción y tristeza anuncio la muerte de la democracia», dijo el legislador árabe israelí Ahmed Tibi.
La tensión entre el carácter democrático y judío de Israel ha sido un tema de debate durante años.
Algunos expertos advierten que de mantenerse las tendencias demográficas actuales —los ciudadanos de origen árabe, entre los cuales hay musulmanes pero también cristianos, ya constituyen el 20% del país—, puede llegar un momento en el que Israel tendrá que escoger entre una de estas dos condiciones.
En el debate de este jueves, el excandidato a primer ministro y líder de la oposición en el parlamento, Isaac Herzog, destacó esta dificultad.
«La pregunta es si esta ley dañará o beneficiará a Israel. La historia lo dirá. Realmente espero que no resulte dañado el delicado equilibrio entre un estado judío y democrático», dijo.
Por lo pronto, Netanyahu hizo valer la mayoría existente.
«Seguiremos garantizando los derechos civiles en la democracia de Israel, pero la mayoría también tiene derechos y la mayoría decide», dijo la semana pasada en defensa de la nueva ley.
«Una mayoría absoluta quiere asegurar el carácter judío de nuestro estado para las generaciones futuras», afirmó.
Este jueves, Netanyahu aseguró que Israel es el único país en Medio Oriente que garantiza iguales derechos a sus ciudadanos.
2. Promoción de las colonias
La nueva ley también es fuente de nuevas fricciones entre Israel y sus vecinos árabes en general, y los palestinos en particular, al dar un fuerte respaldo a los colonos judíos que residen en los territorios ocupados de Cisjordania y Jerusalén oriental.
El texto establece que «el Estado considera el desarrollo de asentamientos judíos como un valor nacional y actuará para estimular y promover su establecimientoy su consolidación».
Adicionalmente, la ley señala que Jerusalén «completa y unida» es la capital de Israel.
Se estima que solamente en Cisjordania viven unos 400.000 colonos israelíes.
La constitución de colonias en los territorios ocupados ha sido una de las principales fuentes de disputas entre Israel y los palestinos, pero también con el resto de la comunidad internacional.
En diciembre de 2016, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución en la que condenaba esta política israelí y exigía que se le pusiera fin de forma total e inmediata.
La resolución fue posible por la decisión del gobierno del entonces presidente estadounidense, Barack Obama, de abstenerse de usar su derecho a veto en el Consejo de Seguridad, lo que fue interpretado como un gesto para mostrar su inconformidad con la actuación del gobierno de Netanyahu en relación a los palestinos.
3. El hebreo como lengua oficial
La Ley Básica de la Nación-Estado reconoce el hebreo como «lengua oficial» de Israel y retira esta condición al árabe, que pasa a disfrutar de un «estatus especial» que permitirá que siga siendo utilizado por las instituciones del país.
Esta medida también fue vista como una afrenta por parte de los árabes israelíes.
Aunque las leyes del país establecen igualdad de derechos para todos sus ciudadanos, desde hace tiempo los miembros de esa comunidad se quejan por considerar que son tratados como ciudadanos de segunda clase.
Aseguran ser víctimas de discriminación en temas como vivienda, salud y educación.
«(Esta ley) nació en pecado, su único objetivo es enviar un mensaje a la comunidad árabe, a la comunidad LGBT y a otras minorías en Israel de que ellos no son y nunca serán ciudadanos en igualdad», dijo sobre la nueva ley Jeremy Ben-Ami, presidente de J Street, una organización estadounidense que defiende al Estado de Israel y aboga por firmar la paz con los palestinos.
Pero si esta ley es tan polémica, ¿qué llevó al gobierno de Netanyahu a impulsar su aprobación?
«Este es nuestro país, el país de la nación judía. Durante los últimos años algunos han intentado cuestionar eso, y al hacerlo ponen en duda la fundación de nuestra existencia. Esa es la razón por la que hemos recogido en una ley nuestro himno, nuestro idioma y nuestra bandera», dijo el primer ministro Netanyahu durante el debate.
Sin embargo, algunos de sus críticos aseguran que lo que busca fundamentalmente el mandatario es recabar apoyos de cara a las elecciones parlamentarias del próximo noviembre.
Tzipi Livni, líder de la opositora Unión Sionista, cree que el objetivo de la nueva ley no es definir a Israel como un estado judío sino beneficiar a Netayahu.
«Cuando pregunté a los legisladores de la coalición (oficialista) por qué no presentaban una versión de la ley a la que otros cien parlamentarios podrían unirse, ellos me sonrieron y dijeron que Netanyahu quiere la ley para generar conflictos. ‘De otra forma, ¿cómo sabrá la gente que él es más nacionalista que tú’?», afirmó.