TUVO LUGAR EL MARTES EN LA CATEDRAL DE STRÄNGNÄS
La policía busca testigos para encontrar a los dos hombres que sustrajeron dos coronas y un orbe abandonaron el lugar en barco
Si algo hemos aprendido de la Familia Real sueca a lo largo de los años es que en un país repleto de lagos, ríos y costas parte de la vida se celebra en el agua y así es precisamente cómo se ha perpetrado el espectacular robo del que hoy todo el mundo habla. Dos personas se llevaron varias piezas pertenecientes a la Corona Real sueca de la catedral de Strängnäs y se marcharon navegando.
La Policía sueca informó del robo este martes a en torno a las doce del mediodía a través de un comunicado en su página web que incluye una foto de las joyas robadas y la advertencia: “la policía busca testigos”. Según publican dos personas fueron vistas dejando el lugar en una lancha que tenían atracada cerca de la iglesia, ya que esta ciudad ribereña se encuentra al sur del lago Mälaren, el tercero más grande del país.
El medio Aftonbladet explicó que la catedral estaba abierta al público en el momento del robo y que para cuando la policía llegó al lugar de los hechos los ladrones ya se habían fugado. “No sentamos a comer y uno de mi amigos vio cómo dos personas corrían desde distintas direcciones. Vi un pequeño bote blanco, los hombres saltaron dentro y empezaron a remar”, contó uno de los testigos al diario sueco, lo que dio la pista de que probablemente les esperaba un barco de mayor envergadura en otro punto. Tal y como cuentan los medios del país y confirma la Policía a través de su nota, la Policía emprendió entonces una búsqueda por mar y aire, sobrevolando la zona con helicópteros, sin embargo, hasta ahora no hay rastro ni de los ladrones ni del botín.
Horas después del robo la policía añadía una información clave: el botín. Los ladrones se llevaron dos coronas funerarias pertenecientes a reyes suecos del siglo XVII, ya que en este templo reposan los restos del Carlos IX (rey de Suecia entre 1604 y 1611) y su primera esposa María del Palatinado, y un orbe de oro, una pieza de joyería que representa un globo terráqueo rematado con una cruz. Un símbolo de autoridad que ha sido utilizado por monarcas y emperadores a través de los tiempos.
El diario sueco Expressen advierte que las piezas ya estarían buscándose a nivel internacional, mientras que el Decano de la catedral explica que el robo que va más allá del valor material. “El valor material es lo de menos, la historia y la cultura nacional es lo importante. No veo esto como un robo a la catedral de Strängnäs, lo veo como un robo al patrimonio cultural, es un robo a la sociedad sueca”, afirma Christofer Lundgren.
Expressen recoge declaraciones de la oficial de policía y coordinadora nacional de los crímenes contra el patrimonio cultural, Maria Ellior, que ve este robo como un acto planificado ya que a este tipo de joyas, que por ciento se encontraban en una vitrina con un dispositivo de seguridad, es “extremadamente difícil” encontrar una salida.
Aunque no se trata de joyas en activo, es decir, esas espectaculares piezas que habitualmente lucen la reina Silvia y las princesas Victoria, Magdalena y Sofia, estas joyas funerarias, que datan de 1611 y que nunca se usaron en vida de los reyes, tienen un alto valor económico. La Casa Real de momento ha declinado hacer comentarios al respecto a través de su portavoz Margareta Thorgren.