Los diamantes azules, como el famoso diamante Hope, del Smithsonian, son los más raros de todos y la forma en que se formaron hace más de mil millones de años es un misterio. Ahora los científicos piensan que tienen un atisbo de respuesta.
Han sabido por mucho tiempo que el tinte azul proviene de rastros de boro en el diamante. Pero el elemento se encuentra principalmente cerca de la superficie de la Tierra, no en el fondo donde normalmente se crean los diamantes.
Los investigadores analizaron 46 diamantes azules, estudiando las imperfecciones en las gemas en busca de pistas.
«El origen de los diamantes azules es una pregunta tan atractiva: no los ves muy a menudo. Y los famosos, como el diamante Hope, tienen tal mística», dijo Kim Tait, experto en gemas en el Museo Real de Ontario en Toronto.
Solo 1 de cada 200 mil diamantes son azules. Como todos los diamantes, se fabrican cuando el carbono se encuentra bajo una presión intensa y un calor extremo en el interior de la Tierra. A medida que se forman, pueden atrapar pequeños trozos de roca en su interior, como los fósiles en ámbar.
Un diamante es un contenedor extraordinario, una cápsula del tiempo, dijo Steven Shirey, un geoquímico de Carnegie Institution for Science en Washington.
Shirey y sus colegas usaron láseres para examinar las imperfecciones de los diamantes, astillas de roca incrustada, en el Instituto Gemológico de América. La forma en que se refleja la luz ayuda a identificar los minerales en el interior, dijo Evan Smith, un científico investigador del instituto que dirigió el estudio.
Puedes comenzar a armar una imagen de cómo eran las rocas de alrededor, para recrear el lugar de nacimiento de los diamantes, dijo Smith.
Según sus hallazgos, está claro que los diamantes azules se forman a profundidades mucho mayores que otros diamantes, algunos más profundos que 660 kilómetros, dijo Smith. La mayoría de los otros diamantes se forman entre aproximadamente 150 a 200 kilómetros, dijo Shirey.
Los investigadores sugieren que el boro en el fondo del océano fue empujado hacia abajo cuando las placas que forman la corteza terrestre chocaron. El elemento permite que la piedra absorba algo de luz roja, por lo que el diamante se ve azul.