Un niño seguro de sí mismo es aquel que se conoce bien y confía en sus propias emociones, en sus deseos, en sus habilidades y talentos. Es aquel que está claro que existen problemas y dificultadas pero es capaz de sacar los menor de cada experiencia para aprender y crecer.
Con estas habilidades el niño no nace, sino que se forjan a través de una crianza respetuosa, constructiva y con el ejemplo, es la actitud de los padres el verdadero marcador para lograr un niño con alto autoestima, seguro de sí mismo y feliz de la vida que tiene.
Explica la docente Esperanza Martínez que las familias bien equilibradas ayudan a desarrollar en sus hijos autocontrol, confianza y autoestima. “Es importante educar la inteligencia emocional desde niños para que el día de mañana sean adultos felices, seguros y exitosos, capaces de afrontar lo que la vida les presente”.
Un niño seguro no se burla de los demás o intenta restregar a los demás sus éxitos; no se jacta de sus cualidades, ni las aprovecha para dominar a los demás.
Por el contrario, es capaz de ayudar al otro, se centra en su vida para afrontar con serenidad y equilibrio cada circunstancia, siempre con el apoyo de los padres, que son quienes los impulsan a seguir adelante.
“Criamos hijos seguros a través del vínculo y el apego desde el nacimiento, ya que se crea una mayor capacidad cognitiva en los hijos, desarrollo de una independencia saludable, mejora la relación con sus iguales a medida que crecen, buenas relaciones familiares, mayor capacidad de empatía con los demás, estimula la inteligencia por las conexiones neuronales y fortalece el autoestima”, precisó Jesús Parra, experto en crianza positiva.
Una fórmula eficaz para favorecer la seguridad en los niños explica la psicopedadoga Yoanna Rivera es diciéndoles constantemente al niño frases como:
“Tú puedes”
“Eres grande así que sigue adelante”.
“Ven que te quiero dar un abrazo porque lo hiciste muy bien”.
“Yupi hijo estoy seguro que lo lograrás”.
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