Un nuevo estudio realizado por científicos del Instituto Salk de California, EEUU, descubrió que lo que realmente ayuda a mantener sano nuestro organismo es tener en cuenta cada cuánto tiempo ingerimos nuestros alimentos. Aseguran que esto podría resolver muchos problemas de salud que son causados por desequilibrios en el reloj biológico de cada persona.
Satchidananda Panda, profesora del Laboratorio de Biología Reguladora de Salk y autora principal del estudio, afirma que alimentarnos manteniendo un intervalo de 10 horas y ayunar lo que resta del día ayudaría a mejorar nuestro estado de salud.
El descubrimiento se dio a partir de un experimento con dos grupos de ratones. Unos tenían acceso a comida durante todo el día, mientras que el otro grupo se alimentaba en un intervalo de 10 horas con la misma cantidad de calorías. Es así como se pudo comprobar que los roedores que comían durante todo el día se volvieron obesos y desarrollaron enfermedades, mientras que el otro grupo gozaba de un buen estado de salud.
El estudio publicado en Science Daily, explica que los mamíferos operan en ritmos circadianos, cuya principal función sería ayudar planificar la ingesta de alimentos para mantener el equilibrio entre el tiempo dedicado a la digestión y el tiempo para mantener las funciones metabólicas. Sin embargo, los cambios de trabajo, zonas horarias o efectos genéticos hacen que el reloj biológico se debilite, contribuyendo al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, cáncer y demencia.
Panda concluye en que al controlar los ciclos de alimentación y ayunos de los animales, el sistema de programación externo puede prevalecer sobre la falta de uno interno, manteniendo el equilibrio interior y beneficiando la salud.
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