Serena Williams disputa el sábado la final del Abierto de Estados Unidos ante la joven Naomi Osaka, con el récord absoluto de títulos de Grand Slams en su mente un año después de ser madre, en un duelo entre el presente y el futuro del tenis.
La antigua número uno del mundo, en su novena final en el US Open y su 31ª en torneos mayores, aspira a ser la más condecorada de todos los tiempos. Un récord que aún ostenta, con 24 títulos, la estrella de los 60 y 70 Margaret Court. Pero hace varios años que su récord ronda la cabeza de la pequeña de las Williams.
Su último obstáculo será Osaka, que ya la derrotó en su único enfrentamiento previo, en Miami, en marzo (6-3, 6-2). A principios de 2017, Serena se sentó en el trono en Australia, su vigésimo tercer título, cuando ya estaba embarazada. Fue su último torneo antes de dar a luz en septiembre a Olympia en un parto en el que su vida corrió peligro.
«Es increíble. Hace un año estaba luchando literalmente por mi vida tras haber tenido un bebé. Ahora estoy muy agradecida simplemente por tener la oportunidad de jugar este deporte», comentó Williams emocionada tras barrer en semifinales a la letona Anastasija Sevastova por 6-3, 6-0.
Antes, Serena fue confirmando partido a partido su condición de favorita a pesar de arrancar como decimoséptima sembrada. Con la potencia que hizo que dominara el circuito durante más de una década, fue aniquilando rivales con la superioridad de antaño, incluyendo a su hermana Venus en tercera ronda (6-1, 6-2).
El club de las madres campeonas
Ahora, con casi 37 años, quiere escribir una nueva página en la historia del tenis e integrar el selecto club de las madres campeonas, como Court en 1973, la australiana Evonne Goolagong en 1980 o la belga Kim Clijsters, la última en hacerlo, en 2009 precisamente en Nueva York, un año después de su regreso.
«Ahora cualquier cosa es una victoria. Y esto no hace más que empezar. He vuelto hace unos meses. Esto es solo el comienzo, estoy muy emocionada», apuntó Williams tras las semifinales.
Enfrente, Osaka no se lo pondrá fácil. En el mejor año de su carrera, luego de ganar a principios de temporada en Indian Wells, la nipona ya ha hecho historia al convertirse en la primera japonesa en llegar a la final de un Grand Slam. Osaka derribó a la estadounidense Madison Keys, finalista en 2017, en semifinales y ahora tendrá la oportunidad de verse las caras ante su ídolo.
«Te quiero» Serena, le dijo a su próxima rival, aún sobre la pista tras batir a Keys, unas horas antes de medirse a ella. «Estaba pensando: ‘quiero jugar contra Serena’ ¿Por qué? ¡Porque es Serena!», añadió.
La japonesa será el último escollo para que Serena derribe la última barrera que le falta. En una final entre el presente y el futuro del tenis mundial.
EFE