En algún momento de la exposición usted aseveró que los venezolanos están empobrecidos. ¿Cómo lo explica?
—Si consideramos que una persona es pobre porque devenga menos de dos dólares y hasta uno diariamente, y comparamos el salario mínimo con el tipo de cambio paralelo, concluimos entonces que un venezolano promedio gana 0,05 dólares por día. La crisis actual hace que la estructura del consumo del venezolano se modifique exponencialmente. Por ejemplo, según nuestras estimaciones, en 2007 el ciudadano destinaba 30 % de sus ingresos a la obtención de alimentos y el resto lo dedicaba al ocio y la recreación, a comprarse un libro o hacer un viaje, entre otras actividades. De acuerdo con la encuesta realizada por el Cedice el año pasado, el 70 % de los ingresos los destinó a la alimentación; es decir, que ahora le queda un margen muy pequeño de sus ingresos para hacer otros gastos y realizar otras actividades, lo que denota que, inevitablemente, ha visto disminuir su calidad de vida.
Torrealba concluye que como la inflación es un fenómeno exponencial, probablemente esa estructura de consumo haya empeorado al cabo de un año. Asimismo, dijo que que no descartaría que actualmente el ciudadano venezolano destine más del 80 % de sus entradas a la adquisición de alimentos, lo que habría que comprobar con un nuevo estudio. Pero lo cierto es que, asegura, “la hiperinflación genera al venezolano una pérdida sostenida de su poder adquisitivo y de su calidad de vida”.