La mayor derrota de la era Simeone desde cinco perspectivas
El 4-0 en Dortmund supuso la mayor derrota de toda la era Diego Simeone en el Atlético de Madrid, abrumadora en la pegada, alarmante en la defensa, preocupante en las sensaciones y comprometedora en la meta del primer puesto de grupo de la Liga de Campeones, pero nada decisiva para la clasificación, en la que le basta con dos empates contra el Brujas y el Mónaco.
– LA DERROTA, DESDE CINCO PERSPECTIVAS:
LA CLASIFICACIÓN PARA OCTAVOS:
Lo mejor de la tercera jornada de la Liga de Campeones para el Atlético de Madrid llegó unas horas antes, con el 1-1 del Brujas y el Mónaco, que minimiza de forma cuantitativa el varapalo sufrido después en el Signal Iduna Park, porque lo mantiene al menos con cinco puntos de colchón ya en el ecuador de la fase de grupos.
Al menos para la segunda posición, mantiene el pase encarrilado, en el que le bastaría incluso para ocupar ese puesto al final de la fase de grupos con sólo empatar sus dos choques ante el Brujas y el Mónaco. Con eso sería suficiente, sin depender de más marcadores, porque ya ha ganado a ambos equipos en sus primeros enfrentamientos.
En el caso de no hacerlo, la clasificación requiere al menos cinco puntos más, siempre que el Brujas o el Mónaco ganen sus restantes tres encuentros, incluido uno de ellos contra el Atlético y por más diferencia de goles de la que perdieron con él en los dos primeros duelos de la fase: 3-1 el bloque belga y 1-2 el monegasco.
EL PRIMER PUESTO DEL GRUPO:
En un pulso a priori tan equilibrado entre él y el Borussia Dortmund por la primera posición desde que las bolas los emparejaron en el grupo A de la Liga de Campeones con el Brujas y el Mónaco y desde que los dos cumplieron los pronósticos con victorias frente a ambos rivales en las dos primeras jornadas, el 4-0 es un golpetazo.
Aún depende de sí mismo para lograrlo, pero con un condicionante tan exigente que parece casi inasumible: ganar al menos por el mismo marcador al conjunto alemán en el siguiente encuentro de la Liga de Campeones entre ambos en el estadio Wanda Metropolitano. «El 4-0 le da una ventaja al Dortmund porque además de los puntos los goles son importantes», admitió el capitán del club rojiblanco, Diego Godín.
En el caso de empate a puntos en la cabeza de la tabla, éste se resuelve por los enfrentamientos directos, goles incluidos. Y ahí tiene el Atlético, salvo resultado memorable en casa contra ese rival, todas las de perder. Si no, todo depende de que el conjunto alemán tropiece en alguno de sus dos restantes partidos… siempre que el equipo rojiblanco gane los dos, ante el Mónaco y el Brujas.
LA PEGADA EN ATAQUE:
El Borussia Dortmund tiró cinco veces a portería y marcó cuatro goles; el Atlético de Madrid sólo lo hizo en una ocasión menos que su adversario y no anotó ninguno, dos de sus lanzamientos contra los postes, uno de Saúl Ñíguez a la cruceta con 1-0 en el marcador y otro de Ángel Correa, su reemplazo, al poste ya con 2-0.
A la vez, el conjunto germano convirtió sus tres ocasiones del segundo tiempo y Roman Bürki, el portero del bloque alemán, hizo dos paradas por sólo una de Jan Oblak, el guardameta rojiblanco, según recogen las estadísticas oficiales de la UEFA, el reflejo de donde estuvo la gran diferencia en el encuentro en el Signal Iduna Park.
La eficacia y la contundencia en ataque de su adversario, remarcada una y otra vez en las declaraciones rojiblancas posteriores al encuentro, explica la amplitud del marcador, pero no la simple derrota, porque el Atlético sí tuvo ocasiones, pero ya cuando el resultado era en contra, con el 1-0 de Axel Witsel.
LAS SENSACIONES:
Más allá del sonoro e incontestable 4-0, el Atlético sólo fue a por el partido cuando ya lo perdía. Su primer tiempo fue totalmente insustancial, más preocupado de resguardarse de las transiciones y la velocidad del Borussia Dortmund que de proponer realmente ocasiones y ataques sobre la portería contraria en base al balón.
Porque el Atlético tuvo la posesión durante buena parte del primer tiempo, pero no la empleó con la verticalidad, la soltura y la ambición suficiente. «Desde afuera daba la sensación como que regalamos la primera parte», asumió Ángel Correa en zona mixta, una apariencia que confirman las estadísticas ofensivas de su equipo.
Su primera mitad fue preocupante y rememoró pasajes de partidos precedentes e inmediatos en ese tramo del choque, como los duelos contra el Betis o frente al Brujas, removidos de forma rotunda y ganados por el Atlético en el segundo tiempo. En la visita a Dortmund, sólo conectó una vez dentro del área en los primeros 47 minutos y no lanzó entre los tres palos hasta la reanudación.
LA DEFENSA:
El Atlético de Simeone nunca antes había perdido por cuatro goles de diferencia, sólo había encajado dos veces cuatro tantos en 90 minutos de encuentro -tres contando la prórroga en la final de la Liga de Campeones de 2014 en Lisboa ante el Real Madrid- y no recibía tal número de dianas desde el 15 de diciembre de 2012, hace casi seis años, cuando el Barcelona le doblegó 4-1 en el Camp Nou. Y, en concreto con Jan Oblak en su portería, jamás lo había hecho.
Más allá de las circunstancias, de la pegada de su adversario, son datos para la reflexión de un equipo armado desde atrás hacia adelante, elogiado y entre los mejores de Europa siempre por una firmeza defensiva que reventó este miércoles el conjunto alemán, pero que han puesto en duda varios momentos de la actual temporada.
El Atlético ha recibido trece goles en contra en sus primeros trece encuentros oficiales de esta temporada, a una media de uno por partido, sus peores registros en ese sentido a estas alturas de toda la era Simeone. Ha mantenido, a la vez, su portería a cero en sólo cinco choques, sus números más bajos en ese aspecto desde 2014: cuatro, pero lo compensó con 27 goles a favor, ocho más que ahora. EFE