Madagascar vive hoy un día de reflexión en la víspera de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, que se celebrarán mañana ensombrecidas por acusaciones de fraude pese al despliegue de numerosas misiones de observación.
Los exjefes de Estado Andry Rajoelina y Marc Ravalomanana se disputarán mañana la carrera presidencial, después de resultar finalistas en una primera vuelta el pasado 7 de noviembre, con el apoyo del 39,19 % y del 35,29 % de los votantes, respectivamente.
El presidente saliente Hery Rajaonarimampianina, en el poder desde 2014, resultó eliminado con el 8,84 % de los sufragios, pero no ha pedido en público el voto para ninguno de los dos contendientes.
Los comicios enfrentan a los dos actores principales de la crisis política que sacudió Madagascar en 2009.
Ravalomanana, de 69 años, fue derrocado entonces por el Ejército en un golpe de Estado que causó cientos de muertos, y Rajoelina, de 44 años, se erigió en el poder hasta 2014.
Las calles de la capital malgache, Antananarivo, amanecieron hoy sin los autobuses de campaña sonorizados de las semanas pasadas –en los que ambos candidatos fueron arropados por sus seguidores-, mientras radios y televisiones retomaron sus programas habituales.
Los temores de fraude siguen presentes, después de que en la primera vuelta numerosos candidatos y miembros de la sociedad civil denunciaran que los resultados provisionales recopilados por la Comisión Nacional Electoral Independiente (CENI) -mediante un software informático- diferían de los recogidos en los colegios.
“Pedimos a quienes tienen el poder de organizar las elecciones en todas las áreas y a todos los niveles que hagan todo lo posible a fin de garantizar la verdad y la transparencia en el tratamiento de los resultados”, exigió la Conferencia Episcopal de Madagascar este lunes en una petición presentada ante la CENI.
En un debate entre los dos candidatos retransmitido este domingo en la televisión y radio estatales, Ravalomanana denunció la existencia de unos 500.000 carnés de identidad falsos y cerca de tres millones de tarjetas electorales, y exigió la dimisión del ministro de Interior, Tianarivelo Razafimahefa.
Pese a todo, la lista electoral no se ha modificado y el número de electores registrados asciende -como en la primera vuelta- a 9.913.600 votantes.
Un total de 24.852 colegios electorales abrirán mañana sus puertas a partir de las 06:00 hora local (03:00 GMT) y cerrarán a las 17:00 hora local (14:00 GMT).
El observatorio nacional Safidy desplegará sobre el terreno 7.350 observadores locales que cubrirán 9.305 centros de votación en diferentes regiones, según el diario local Madagascar Tribune.
A su vez, el Gobierno japonés anunció públicamente el despliegue de una misión de observación, que se sumará a las de la Comunidad del África Meridional para el Desarrollo (SADC) y a la de la Unión Europea (UE), entre otras.
En un informe publicado el pasado 9 de noviembre, dos días después de la primera vuelta de los comicios, la UE avaló el proceso electoral, pese a que señaló algunas “anomalías” que, a su parecer, no afectarían la credibilidad de los resultados.
“Nosotros restauraremos el Estado de derecho, nosotros alcanzaremos la autosuficiencia alimentaria, nosotros llevaremos electricidad a todos los lugares”, prometió Rajoelina en un último comunicado emitido a última hora del lunes.
“Nadie se quedará atrás. Nadie será olvidado”, agregó el candidato.
El ganador definitivo de los comicios será proclamado por el Tribunal Constitucional a principios de enero, ya que dispone de nueve días para ratificar los resultados provisionales que la CENI tiene previsto hacer públicos a finales de año.
Muchos malgaches ven en esta elección una oportunidad para recuperar la estabilidad política -perdida tras el golpe de Estado de 2009, que causó cientos de muertos- y un cierto bienestar económico en uno de los países más pobres del mundo.
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