El Papa Francisco pidió el domingo en Panamá una solución “justa y pacífica” para superar la grave crisis que atraviesa Venezuela, donde el líder opositor Juan Guaidó asumió en la semana como presidente encargado desafiando al mandatario Nicolás Maduro.
A pesar del esperado pronunciamiento, Francisco evitó tomar un bando como han hecho países de América Latina, la Unión Europea y potencias como Estados Unidos y Rusia, la mayoría de los cuales se ha alineado con Guaidó.
“En Panamá he pensado mucho en el pueblo venezolano, al que me siento particularmente unido en estos días”, dijo Francisco durante una visita a la “Casa hogar buen samaritano”, un hospicio para enfermos de sida, en un paréntesis durante su participación en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
“Ante la grave situación por la que atraviesa, pido al Señor que se busque y se logre una solución justa y pacífica para superar la crisis, respetando los derechos humanos y deseando exclusivamente el bien de todos los habitantes del país”, agregó el primer Papa latinoamericano.
Guaidó, de 35 años, ha hecho exhortos a las fuerzas armadas y a la población a que se le unan para presionar por la salida de Maduro, a quien el Congreso, controlado por la oposición, declaró usurpador del cargo tras unas elecciones presidenciales consideradas fraudulentas.
Venezuela atraviesa la peor crisis de su historia contemporánea, que ha obligado a millones a emigrar a otros países de la región. Aunada a una hiperinflación sin precedentes, sus habitantes sufren escasez de alimentos, medicinas y pobres servicios básicos.
Maduro asegura que los estragos son producto de una “guerra económica”, liderada por la oposición y apoyada por Estados Unidos, que busca desbancarlo.
En el pasado, representantes del Vaticano en Venezuela estuvieron involucrados en negociaciones entre la oposición y el Gobierno con miras a zanjar la crisis, pero las conversaciones se estancaron.
Además, el Papa, quien llegó a Panamá el miércoles para participar de la JMJ -un evento trienal que reúne al máximo jerarca de la Iglesia católica con jóvenes de todo el mundo- expresó su “sentimiento de pesar” por las recientes tragedias en Colombia, Brasil y México, que dejaron decenas de fallecidos.
Francisco, un sacerdote argentino de 82 años, también expresó su condena por el “atentado terrorista” con bombas en una iglesia de Filipinas que mató a 20 personas el domingo.
“WOODSTOCK CATÓLICO”
Más temprano, el Papa pidió a los jóvenes rebelarse e involucrarse en la vida eclesiástica durante una multitudinaria misa, la última que celebró horas antes de abandonar Panamá.
En un enorme campo frente al océano Pacífico, ante alrededor de un millón de asistentes, Francisco insistió en que la religión no es “algo pasajero; es nuestra vida”, en momentos en que los evangélicos le arrebatan fieles a la Iglesia católica y retroceden los números de sus sacerdotes.
“Los tranquilizamos y adormecemos para que no hagan ruido, para que no se pregunten ni pregunten, para que no se cuestionen ni cuestionen (…) tan solo porque consideramos que todavía no es su ahora, que son demasiado jóvenes para involucrarse en soñar y trabajar el mañana”, dijo.
“Y así los seguimos procrastinando y a muchos jóvenes esto les gusta. Por favor, ayudémosles a que no les guste, a que se rebelen, a que quieran vivir el ahora de Dios”, agregó el Papa. “Ustedes, queridos jóvenes, no son el futuro, son el presente”.
Centenas de miles de jóvenes peregrinos, que llegaron para la JMJ, pasaron la noche del sábado cantando y rezando en una enorme explanada en Ciudad de Panamá y, por la mañana del domingo, se cubrieron del abrasador sol con las banderas de sus países mientras oían la misa celebrada por el Papa.
A la ceremonia también asistieron el presidente del país, Juan Carlos Varela, y los mandatarios de Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Portugal.
Al finalizar la tarde del domingo, el Papa dejó Panamá, país que visitó por primera vez. Antes, se reunió con voluntarios del evento en el estadio Rommel Fernández, el más grande del país.
En una semana, Francisco realizará un histórico viaje a la península arábiga, una región de mayoría musulmana donde los espacios de culto para los cristianos están reducidos al máximo. Allí, se convertirá en el primer Papa en visitar la región y en celebrar una misa pública.
El sábado, el Papa reconoció que la Iglesia se encuentra “herida por su pecado”, en medio de un torrente de escándalos de abusos sexuales. Desde que Francisco empezó su pontificado en 2013, diversos escándalos han golpeado la imagen de la iglesia con mayor número de fieles en el mundo.
La JMJ 2019 fue la primera que se llevó a cabo en Centroamérica. El próximo evento, conocido como el “Woodstock católico”, se celebrará en Lisboa, Portugal, en 2022.
Durante su gira, el Papa visitó una cárcel de menores, abogó por los migrantes y condenó la violencia y la “plaga” de feminicidios en Latinoamérica, una región que apenas alberga al 9 por ciento de la población mundial, pero donde se comenten el 39 por ciento de todos los homicidios del planeta.