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viernes, noviembre 22, 2024

La leyenda del atletismo nacional Jesús Malavé requiere ayuda urgente

“Primer venezolano en conseguir una presea en los 400 metros en Juegos Centroamericanos (México 1990), así como la medalla de bronce en el Campeonato Iberoamericano de Sevilla en 1992, también en los 400 metros con crono de 45,61 segundos. Único atleta hasta la fecha de su exaltación al Salón de la Fama en ganar 6 medallas de oro (100 m, 200 m, 400 m, 800 m, relevo 4 x 100 m y relevo 4 x 400 m) en un campeonato nacional de atletismo. Medallista de oro en 200 y 400 m de los Juegos Bolivarianos Maracaibo 1989. Medallista de oro y plata en los 200 y 400 m en Campeonatos Sudamericanos y Centroamericanos de Atletismo. El Salón de la Fama del Atletismo Venezolano lo exalta por sus logros atléticos en las décadas de los 80 y los 90”.

Así reza el diploma de reconocimiento que el Salón de la Fama del Atletismo Venezolano entregó a Jesús Malavé, al ser exaltado al santuario de los más connotados practicantes de esa disciplina que ha dado nuestra nación.

Malavé es un atleta guayanés que dejó en alto nuestra bandera tricolor en más de 50 países en los que compitió.

La historia de las hazañas de Malavé en la pista tiene visos de milagrosa y asombrosa, pues él comenzó a caminar a los 10 años, debido a una enfermedad que lo aquejó de muy niño, y una década después ya era una de las más brillantes figuras del atletismo venezolano.

Si, fue como un milagro. Y un milagro es lo que espera ahora este deportista que tras un paso glorioso por las pistas del mundo, hoy sufre una terrible enfermedad que casi le impide caminar y que lo ha llevado a un estado de indefensión tal, que está solicitando el apoyo de los entes gubernamentales, siempre confiando primero en Dios.

Fuimos a visitarlo para conocer la realidad que vive, y pudimos comprobar que su calidad de vida no es la mejor, a tal grado que vive solo en un cuarto que le cedió su familia, atesorando sus medallas y los hermosos recuerdos de aquellos días en que era foco de la prensa y de las autoridades deportivas, las mismas que ahora parecen haberlo olvidado. No tiene en ese cuarto ni siquiera un ventilador. Solo una cama y una nevera en la que no guarda nada de alimentos.

Malavé, cuyo nombre  completo es Jesús Rafael Malavé Paredes,  nació hace 53 años en una isla del Orinoco cercana a Moitaco, en el municipio Sucre del estado Bolívar.

Cuando era muy pequeño sufrió una enfermedad que por no ser atendida como era debido lo dejó sin fuerza en las piernas para caminar.

Cuando la familia se instaló definitivamente en Ciudad Bolívar, Malavé sentía ganas de correr, le llamaban la atención los maratones y fue así como un día, a la edad de 13 años se acercó a la pista de atletismo Gisela Vidal, del estadio polideportivo  Heres, donde conoció al entrenador Ángel Robinson, quien descubrió su potencial y lo encaminó en el inicio de una rutilante carrera. Una carrera que inició como corredor de largo aliento, ganando numerosos maratones y competencias de larga distancia en pista, para luego transformarse en uno de los más legendarios velocistas que haya tenido el país, y que  lo llevó, entre otros logros, a detentar por más de 20 años el récord nacional de los 400 metros planos.

Sus primeras competencias a nivel nacional, resultaron en medalla de oro en 1.500 metros con obstáculos con tiempo de 4 minutos, 43 segundos y 40 centésimas de segundo, record estadal menor, establecido el 29 de diciembre de 1.981, y que aún está vigente; y medalla de bronce en 3.000 metros plano con 09.12.00, el 30 de octubre de 1.981 en el campeonato nacional categoría menor, realizado en la pista Luis Ramos de Barcelona, estado Anzoátegui.

Mientras nos mostraba sus galardones, las fotografías y los recortes de prensa que acumuló, daba pasos temblorosos que nos hacían temer que se fuera al piso de un momento a otro.

Con su mente completamente lúcida, hacía un gran esfuerzo para que le entendiera claramente lo que decía, ante su dificultad para hablar a causa del mal que lo aqueja, el legendario corredor hizo memoria de sus logros atléticos.

A un lado del corredor en el que conversábamos, acostado en un chinchorro, y en pantalones deportivos cortos para afrontar el calor reinante, su hermano menor, que sufre la misma enfermedad en estado más avanzado, nos observaba calladamente. Quizá, al escuchar la entrevista, el hermano menor de Malavé pensaba que cuando se hiciera pública podrían recibir alguna ayuda de algún lado, y que mientras seguirían esperando, cada uno en el cuarto que ocupa, allá en la calle Apure del barrio Las Piedritas, en la parroquia La Sabanita.de Ciudad Bolívar.

 -¿Cómo es eso de que comenzaste a caminar a los 10 años?

– Sufrí una gastroenteritis aguda y como mis padres desconocían esa enfermedad no me dieron el tratamiento adecuado y casi que llego a morir. Pero gracias a Dios y a mis abuelos que me dieron remedios de matas, me pude levantar y comencé a estudiar primer grado a los 10 años. No tenía fuerzas para caminar, pero a los 14 años ya era campeón nacional de los 1.500 metros categoría  menor, cuando gané en un nacional hecho en Barcelona.

-¿Cómo comenzaste en el atletismo?

– Conocí al entrenador Ángel Robinson, quien es mi compadre hoy en día, y él me puso en la pista del estadio Heres. Yo no le daba una vuelta completa caminando a esa pista. Pero a los seis meses ya era campeón nacional menor. A muchos les parecía insólito que yo sin fuerzas y sin peso físico podía correr lo que corría.

Un cambio sorpresivo

-¿Pasante de correr carreras largas a correr carreras de velocidad?

– Algo insólito ocurrió en mi vida. Yo llegué a ganar 12 maratones y competencias de 1.500 metros y 5.000 metros, pero de repente, de la noche  a la mañana, comencé a correr velocidad.  

-¿Cómo fue eso?

– Mi entrenador Ángel Robinson me dijo “ven para que ayudes a los corredores de 400 metros”. Ellos corrían en 51.12 segundos los 400 metros, y la sorpresa fue que yo me metí para ayudarlos y corrí 50.00. Les gané a los que iban al campeonato nacional. A partir de allí comenzó mi carrera como velocista.

– ¿Y esa carrera como velocista te llevó a Caracas?

– No solo a Caracas. Me llevó a 50 países a representar a Venezuela y lograr las marcas que por más de 20 años ningún atleta logró. Por ejemplo, 10.03 en 100 metros, 20.70 en 200 metros, 45.61 en 400 metros, 01.47.00 en 800 metros y también récord nacional en relevo 4×400 metros, con 3.05.00. Es decir tuve todos esas marcas en un mismo momento, algo que ningún atleta ha logrado en Venezuela.

– ¿Cuántas veces fuiste nombrado atleta del año?

– En el estado Bolívar fui nombrado cinco veces atleta del año, y de manera consecutiva, y a nivel nacional fui nombrado tres veces como atleta del año. Hoy formo parte del Salón de la Fama del Atletismo Venezolano, por lo que le doy gracias a mi Padre Celestial. Con solamente 53 años ya formo parte de ese salón, ya recibí esa distinción.

Necesito ayuda

-¿Y después de esos tiempos de gloria, cuál es tu situación ahora?

– Bueno, para ser claro y específico, me aqueja una enfermedad que se llamaba oligofrontocerebrosa familiar, que es como hereditaria. Es una degeneración motriz que produce deambulación al caminar, y por camino como si estuviera mareado. Pero es enfermedad no es mía, tengo la fe de que de aquí me voy a levantar con la ayuda de Cristo Jesús.

-¿Y estás trabajando, estás desarrollando alguna actividad específica, tienes una buena calidad de vida?

– Como usted puede ver, una buena calidad de vida no la tengo. La empresa CVG Ferrominera del Orinoco aún me sigue pagando como si yo estuviera prestando mis servicios como técnico conductor de trenes III, mientras yo estoy en mi casa. Le doy gracias a mis jefes y a mis compañeros por ese apoyo.  Pero aparte de eso no he recibido ninguna ayuda del Gobierno o de algún ente deportivo, que son los que tienen que ver con la situación. No quiero con esto echarle la culpa a nadie, sino que estoy diciendo que necesito recibir ayuda, ya sea del Presidente de la República, del Ministro del Deporte, el Gobernador o del presidente del Instituto de Deportes del Estado Bolívar. Soy un guayanés que le di toda mi juventud, toda mi fuerza, toda mi voluntad, al país, y hoy necesito una ayuda social y económica. Por eso le hago un llamado a todos los entes deportivos y a los entes de gobierno a que me ayuden. Yo he sido un soldado de la patria  y nuestro presidente Hugo Chávez Frías dedicó su vida al deporte y a los más necesitados como es mi caso ahora. Y no soy solo yo, sino que también está mi hermano, que lo tengo junto a mí y ya no puede ni caminar por esta misma enfermedad. Creo, señor periodista, que lo que estoy pidiendo me lo he ganado con todo el sacrificio que hice en mi carrera deportiva, para mi país, para mi Venezuela querida. Voy a dejar aquí mí número telefónico, porque sé que esa ayuda va a llegar.

– Vi en las notas de prensa que archivas que defendiste los colores de la empresa petrolera Lagoven…

– Trabajé en varias empresas, pero le doy gracias a Dios por la ayuda que me dio mi entrenador Elavit Asmat, al conseguir que me contratara Lagoven, que era parte de lo que hoy es Pdvsa.

-¿Y cómo entraste a trabajar en CVG Ferrominera del Orinoco?

– Entre como jefe de deportes y después me formé como técnico conductor de  trenes.

-También vi que practicaste pesas…

– Eso me parece muy gracioso. Porque eso fue hace muy poco, que me puse a practicar pesas y quedé como campeón nacional de pesas categoría máster, es decir de 47 años en adelante.

Voy a ganar esta carrera con la ayuda de mi Padre Celestial

-¿Y desde cuándo se ha agravado tu situación con la enfermedad?

– Bueno, ya llevo 14 años luchando contra esta enfermedad, pero gracias a mi Dios y al deporte que practiqué por muchos años, he podido mantenerla más a raya. Yo puedo escribir, puedo manejar. Claro he perdido motricidad y por eso se me ve que camino como si estuviera rascado. Pido la ayuda de todos porque estoy a tiempo de detener el avance de esta enfermedad. Les digo a todos, le digo al mundo entero, que quiero ganarle la carrera a la enfermedad. Así como gané cuando hacía deportes, estoy seguro de que con la ayuda de mi Padre Celestial voy a ganar esta carrera por mi salud.

Por Eduardo Osto Ojeda

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