En mi constante búsqueda de informaciones que aminoren las pesadumbres que padecen los Venezolanos producto de la inducida e infernal crisis económica que hoy sufre, en mi hemeroteca encontré un dictamen deportivo que un día alguien escribió sin imaginar nunca que su relato se adaptaba perfectamente al mundo político que en la actualidad se vive en Venezuela y menos que hace rato su tal truco utilizado como comparación en su opinión, hacía rato que los políticos Venezolanos lo habían puesto en marcha con la más cruel acción.
El sentir fue el siguiente: Vimos a Pelé, a Maradona y vemos a Leonel Messi, a Cristiano Ronaldo y a muchos más, realizar fintas para confundir a los defensores en el futbol. Es un movimiento que intenta mostrar que se va a ir hacia un lado y se termina yendo para el otro. Es una forma clásica de engañar y poder avanzar más fácilmente hacia logro del objetivo, que puede ser dar un pase a un compañero mejor ubicado para anotar un gol o intentar hacerlo directamente librado ya de la marca del jugador engañado. Es un ejemplo tradicional en el futbol como en otros deportes. Es una táctica para confundir al adversario y facilitar los triunfos.
En la vida también es común que nos consigamos con multiplicidad de fintas para lograr objetivos. En el mundo empresarial es muy típico ver a corporaciones haciendo anuncios públicos cuya intención de trasfondo sea confundir a las firmas competidoras. En las relaciones de parejas, las escenas artificiales de celos son ejemplos característicos del concepto de finta. Cuando se trata de conquistar a una pareja, existe prácticamente un recetario de fórmulas que ayudarían con este fin aplicando fintas de diversa índole. Ni hablar de estudiantes que al no haber cumplido con las tareas se inventa varias fintas para conseguir prorrogas o el perdón de los educadores.
Ah… Pero en política las fintas son mucho más delicadas, complejas y peligrosas, sobre todo por las consecuencias que pueden generar en corto, mediano y largo plazo. Hitler las usó mucho en su tiempo. Le mostró a Inglaterra, Francia, los Estados Unidos y a la Unión Soviética, que él no representaba ningún peligro para Europa y el mundo. Y claramente no fue así. Las consecuencias de sus actos aun hoy la padece el mundo con mucha crudeza. Y ejemplos como este lo hayamos por doquier en la historia antigua, medieval y reciente de la humanidad. Líderes políticos que mostraban y muestran una cara y luego salían y salen con otra. Con consecuencias terribles para sus pueblos. Las fintas o el engaño enganchan a multitudes que respaldan masivamente proyectos políticos que luego resultan ser verdaderos personalismos conllevados al extremo del culto colectivo. Estas fórmulas terminan aniquilando al Estado y a los controles institucionales necesarios para garantizar la democracia y la paz.
Hasta el próximo…
