Irán reinició el jueves el enriquecimiento de uranio en su planta subterránea de Fordo, tal y como había anunciado el martes, una decisión que se suma a otros incumplimientos del acuerdo de 2015 sobre su programa nuclear y contra la que Washington pidió «medidas severas».
«En los primeros minutos de la jornada del jueves […] la producción y recogida de uranio enriquecido empezó en las instalaciones de Fordo», a unos 180 km al sur de Teherán, indicó un comunicado de la Organización Iraní de la Energía Atómica, citó AFP.
El texto indica que «todas estas actividades fueron llevadas a cabo bajo el control de la Organización Internacional de la Energía Atómica», la OEIA, la organización de la ONU encargada del control del programa nuclear iraní.
El portavoz de la agencia iraní, Behruz Kamalvandi, indicó el miércoles que la producción de uranio enriquecido en Fordo iba a estar operativa «a partir de medianoche», del día miércoles.
La reanudación de esta actividad, hasta ahora congelada en virtud del acuerdo sobre el programa nuclear iraní, de 2015, que Estados Unidos abandonó, fue anunciada el martes por el presidente Hasan Rohani.
Desde Washington, el secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo reaccionó pidiendo «medidas severas». «Ahora es el momento de que todas las naciones rechacen la extorsión nuclear de este régimen y tomen medidas severas para incrementar la presión», dijo en un comunicado.
El lunes había terminado el plazo que Irán había dado a los países que todavía forman parte del acuerdo de 2015 (China, Francia, Reino Unido, Rusia y Alemania) para que les ayuden a superar las consecuencias de una retirada de Estados Unidos de ese pacto en 2018.
La medida es la cuarta fase del plan de reducción de los compromisos iraníes en materia nuclear que empezó en mayo, como respuesta a la decisión de Washington de abandonar el texto.
Irán espera así presionar a las otras partes firmantes para que le ayuden a evitar las sanciones económicas estadounidenses, que han llevada a la recesión a la economía iraní.
Según el acuerdo de 2015 firmado en Viena, Teherán aceptaba reducir drásticamente sus actividades nucleares, para garantizar que solo tenían objetivos civiles, a cambio del levantamiento de parte de las sanciones económicas que asfixian a su economía.
«Consecuencias»
El texto de 2015 prohíbe a la República Islámica llevar a cabo actividades de enriquecimiento de uranio en Fordo, una planta subterránea que durante años fue secreta.
Irán dice querer mantener el acuerdo y estar dispuesto a volver a cumplir totalmente sus condiciones pero pide a las demás partes que cumplan sus compromisos, en particular permitiendo la exportación de petróleo.
Rusia «observa con preocupación el desarrollo de la situación» mientras que en Francia, el Reino Unido, Alemania y la Unión Europea (UE) pidieron a Irán que dé marcha atrás.
En Pekín, el presidente francés Emmanuel Macron dijo el miércoles que Irán decidió «salirse del marco» del acuerdo «por primera vez de manera explícita […] y no limitada». Por su parte el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Heiko Maas, dijo en una rueda de prensa en Berlín que lo que anunció el presidente Rohani «no es aceptable».
En paralelo, Irán anunció el jueves haber retirado la acreditación de una inspectora de la ONU tras un incidente ocurrido la semana pasada en un «control», a la entrada del centro de enriquecimiento de Natanz, En este control, al paso de la inspectora de la OIEA «se activó una alarma» lo cual hizo pensar que podía llevar consigo «un producto sospechoso», indicó la agencia nuclear iraní un comunicado.
La misión estadounidense ante la OIEA en Viena calificó el hecho de «provocación escandalosa» mientras que el representante de la Unión Europea (UE) expresó su «preocupación» y pidió a Irán que «garantice que los inspectores de la OIEA puedan realizar su trabajo.
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