“El buen hijo siempre vuelve a casa”. Así, reza un popular adagio para referirse a aquella persona que regresa a un lugar donde ya estuvo, después de cierto tiempo. Parece insólito al tratarse de un importado que está haciendo su debut en la LVBP. Pero en el caso del panameño Edgar Muñoz, cala perfectamente por su pasado y sus fuertes vínculos con Venezuela.
Ciertamente, Muñoz es un nombre desconocido para los aficionados de los Navegantes del Magallanes, sin embargo, este pequeño pelotero conoce al equipo eléctrico y al beisbol venezolano, como cualquier otro criollo, pues, su firma al beisbol organizado y parte de su formación como jugador, se dio en estas tierras.
“Estoy muy agradecido con Venezuela porque influyó en gran parte en mi crecimiento como pelotero. Este fue el país que me abrió las puertas para empezar a construir mi sueño de jugar beisbol”, consideró el nacido en la ciudad de Cristóbal, que, de acuerdo a su narración, llegó al país sudamericano cuando tenía 18 años de edad y, ocho meses después pudo estampar su rúbrica con los Piratas de Pittsburgh.
A partir de ese momento, el canaleño empezó a construir su sueño de jugar a nivel profesional, incluso, sus primeros batazos y atrapadas, las realizó en diamantes venezolanos, cuando jugó en la extinta Liga Venezolana de Verano en el 2011 (VSL por sus siglas en inglés), filial de las Mayores. Sin embargo, la visión de Muñoz iba mucho más allá, por su apego al país, el bateador derecho tenía la mirada puesta en la LVBP y, en particular, en vestir los colores de los Navegantes.
“Desde que yo llegué aquí, Magallanes fue el equipo que más me impresionó, el equipo para el que yo quería jugar algún día”, reveló el utility. “Yo me visualicé aquí (en Magallanes) en una oportunidad de mi carrera y hasta ahora lo estoy logrando. Es un sueño que estoy viviendo en estos momentos. Yo me siento muy orgulloso de mí mismo por lo que estoy consiguiendo”, continuó Muñoz.
El afecto que siente este panameño de 28 años de edad por la bandera tricolor, no se debe únicamente al beisbol, y es que, además, por sus venas corre sangre venezolana.
“De parte de mi papá tengo familia venezolana”, reveló. “Yo me vine sin conocer a nadie. Mi familia en Panamá fue quien me dijo que yo tenía familia también aquí y, por medio de un tío, fue que pude contactar con ellos”. (LVBP)
