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viernes, noviembre 22, 2024

Venezuela establece técnicas biotecnológicas para reproducir especies de plantas locales

Desde el año 2014, en tiempos de Chávez, Venezuela ha logrado establecer procedimientos agrotécnicos para producir semillas soberanas, crear material de siembra alternativo, y colaborar con las exigencias del mercado agrícola nacional.  

A través de la producción de vitroplantas o plantas in vitro, el Laboratorio de Mejoramiento Vegetal del Instituto de Biología Experimental de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y la Corporación para el Desarrollo Científico y Tecnológico (Codecyt), encontraron la forma de rescatar y multiplicar simientes de papa, café, zanahoria, ñame, caña de azúcar, batata, fresa, así como diversas especies ornamentales.  

La profesora Maira Oropeza, coordinadora del Laboratorio de Mejoramiento Vegetal, explica que las vitroplantas son clones de la planta madre traída del campo, pero que se desarrollan en condiciones artificiales asépticas dentro de un recipiente hermético, sobre un medio de cultivo gelificado, enriquecido con soluciones nutritivas especiales y fitohormonas, bajo condiciones controladas de pH, luz y temperatura.

“A partir de un trocito de tejido de la planta en campo, podemos producir innumerables vitroplantas sanas. Con este proceso, tenemos índices de multiplicación mucho más elevados que los que ocurren en la naturaleza. La producción de vitroplantas consiste en inocular ese trocito de planta madre en un medio de cultivo; es como suelo pero estéril. Con los componentes medidos, sabemos exactamente cuánto potasio tiene, fosfato, nitrógeno y amonio”, expresó.

Biotecnología vegetal

De acuerdo con Maira Oropeza, doctora en Ciencias, mención Botánica, este sistema es muy eficiente, ya que de un trozo de tallo proveniente de una papa, con una o dos yemas, se pueden obtener hasta cien nuevos tubérculos; y de un trocito de hoja joven de caña de azúcar (menos de un centímetro) se obtienen 20 nuevas plantas.

“El medio de cultivo no es más que una imitación del suelo. Estamos seguros de que, si algo va a crecer allí, es una planta sana. Nosotros entregamos vitroplantas sin ninguna enfermedad. Eso significa que disminuimos el uso de insecticidas y pesticidas contaminantes del ambiente”, resaltó.

Del mismo modo, Oropeza comentó que aplicar la ciencia y la tecnología a las plantas, sus partes, productos y modelos ayuda a reducir los costos de producción agrícola, puesto que trabajan directamente con los campesinos para impulsar la seguridad alimentaria de Venezuela.

“Nuestros principales clientes y aliados son los Productores Integrales del Páramo (Proinpa), en San Rafael de Mucuchíes del estado Mérida. Hemos tenido mucha interacción con ellos y ellas, incluso hemos llevado personal del Instituto de Biología Experimental y Codecyt para acompañar sus procesos de formación y darles el apoyo técnico necesario”, enfatizó.

Oropeza añadió que el laboratorio ha iniciado un proceso de innovación tecnológica para ajustarse a las necesidades del país, sobre todo en esta situación de bloqueo imperial y guerra económica.

“Estamos buscando innovar de acuerdo con los requerimientos de Venezuela; desarrollamos propuestas para disminuir los costos de la producción de vitroplantas. Queremos sintetizar las hormonas de una manera artesanal. Si logramos sintetizar las cantidades de hormonas necesarias para multiplicar las plantas, eso sería un enorme avance. Un ahorro significativo de divisas para el país”, subrayó.

 Diagnóstico de patógenos bacterianos

El Laboratorio de Mejoramiento Vegetal del Instituto de Biología Experimental de la UCV también ofrece el servicio de detección y diagnóstico de patógenos bacterianos asociados a una planta.

Maibelyn Junco, profesora del instituto, explicó que el objetivo de determinar un patógeno bacteriano es poder identificarlo, para combatirlo de manera más eficiente, ayudando al trabajador rural y a los productores agrícolas.

“La única forma de poder atacar la bacteria es identificándola, y usando el producto específico para su eliminación. Es un proceso muy riguroso, metódico y detallado. Hacemos pruebas bioquímicas, pruebas moleculares; hacemos aislamiento de ADN que determina si es una especie bacteriana y un mapa genético para llegar a la identidad”, puntualizó.

Junco, quien también se desempeña como docente de Fisiología Vegetal en la UCV, indicó que cuando los técnicos del laboratorio logran la identificación del patógeno, proceden a comprobar que sea la misma bacteria con un proceso de reinoculación en plantas sanas.

“Necesitamos detectar los mismos síntomas que tenía el tubérculo o vegetal inicial. Por ejemplo, si detectamos una bacteria en papa, comprobamos que ese aislado sea patógeno de papa, y se realiza una reinoculación en papas sanas.  Verificamos sintomatología en hojas, tallo y fruto que sería el mismo procedimiento efectuado cuando tomamos la muestra inicial, esa que recibimos de las diferentes fincas de los agricultores del país”, manifestó la investigadora.

Prensa Mincyt/Karina Depablos

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