Ubicada al pie del Auyantepuy, de donde cae el majestuoso Salto Ángel, la cascada más alta del mundo, allí en la amazonía venezolana, está mi pintoresco pueblo indígena de Kamarata.
Esta comunidad de origen ancestral, asentada sobre uno de los territorios más antiguos del planeta, cuenta con atractivos naturales y culturales que se expresan en nuestro campamento turístico Kavak, adonde llegan visitantes de todo el mundo a encontrarse con la naturaleza.
Esta zona cuenta con yacimientos de oro y otros minerales preciosos, lo que atrae a buscadores de riqueza que han introducido impactos indeseables contra el ambiente y las tradiciones de los kamarakotos. Así han surgido campamentos mineros que se forman y desaparecen al ritmo de las vetas auríferas; estos lugares no cuentan con servicios públicos ni salubridad, siendo propicios para la propagación de enfermedades típicas de la selva, entre ellas la Fiebre Amarilla. La ausencia prolongada de fumigaciones y jornadas de inmunización, facilita el resurgimiento de estas enfermedades que ya habían sido erradicadas en Venezuela.
En este momento ocupa la atención nacional e internacional el caso de un indígena Pemón Kamarakoto, residente de una pequeña comunidad adyacente llamada Kuana, quien contrajo la fiebre y recibió tratamiento en el Hospital Ruiz y Páez de Ciudad Bolívar, encontrándose en este momento bajo observación médica.
Todos contra la Fiebre Amarilla
Para conocer de cerca la situación, el diario digital El Luchador me envió a mi comunidad Kamarata. Volar una hora y media desde Ciudad Bolívar hasta la pequeña pista de mi pueblo, siempre es motivo de gran alegría, ser recibida por mi familia y abrazar amigos de la infancia, pero esta vez estuvo mezclada con la preocupación por la salud de mi gente. Con ellos recorrí la comunidad y noté que están atentos porque “desde hace cuatro días llegó el gobierno y los está inyectando a todos”, según expresión de algunos de mis paisanos.
La voz cantante de Kamarata es nuestro Capitán Comunal, Enrique Carballo, elegido democráticamente por la comunidad, a quien logré entrevistar en medio de su constante movilización por todo el sector con motivo de la situación de emergencia; su superior inmediato en la jerarquía indígena es el Capitán General Domingo Castro, un opositor a la minería convencido de que el futuro de la región está en el Turismo.
Carballo, ferviente enamorado de Kamarata, pide erradicar la minería no artesanal que ha llegado al valle arrastrando su duro impacto contra el ambiente y la salud. Contando con la capacidad de la nueva generación de jóvenes kamarakotos que se han formado como profesionales, el emprendedor Capitán Comunal tiene proyectos para hacer de Kamarata una zona socioproductiva capaz de dejar la minería en segundo plano.
Me explicó Carballo que el Médico Rural Kamarata Andrés López y personal de la medicatura, hicieron equipo desde el sábado pasado con 15 personas del Ministerio de Salud e Instituto de Salud Pública del estado Bolívar, que arribaron de Ciudad Bolívar comandadas por el gobernador del estado Justo Noguera Pietri. De inmediato se organizaron en tres grupos entre médicos, enfermeros comunitarios y fumigadores, y comenzaron un plan de trabajo urgente para abarcar las 14 comunidades del valle de Kamarata, entre las cuales está Kuana.
Por su parte, Desiree Sifontes, médico nativa de Kamarata, me indicó que llevan a cabo una tarea minuciosa donde recorren por vía terrestre y también fluvial todas las pequeñas comunidades, para vacunar a los pobladores contra la Fiebre Amarilla hasta completar el esquema de inmunización en todo el valle.
Regresé a Ciudad Bolívar orgullosa de mi pueblo que de inmediato salió adelante a enfrentar esta dificultad. Tengo la esperanza de que el esfuerzo conjunto de mi gente con el equipo de salud del gobernador Justo Noguera Pietri logren evitar la propagación de la Fiebre Amarilla y deseo que los proyectos ecológicos de nuestros líderes comunales indígenas se hagan realidad para el desarrollo socioproductivo de Kamarata.
Lilín Farfán



