Científicos del Trinity College de Dublín descubrieron que dos especies muy diferentes de bacterias desarrollaron arsenales de antibiótico distinto. Estos son componentes potentes para su uso en la guerra contra sus vecinos bacterianos y, así, contra la resistencia a antibióticos.
«Si bien los dos antibióticos son químicamente distintos, uno es un depsipéptido cíclico, globomicina y el otro una lactona macrocíclica, mixovirescina. Es notable que estos logran el mismo fin de detener la producción de componentes clave de la envoltura celular en otras bacterias. Esta arma, por lo tanto, mata o debilita a las otras bacterias», explica Martin Caffrey, líder del estudio.
Al trazar un plan preciso de cómo funcionan los antibióticos contra el Staphylococcus aureus, los científicos han proporcionado nuevas opciones para los diseñadores de medicamentos.
Si no se desarrolla un antibiótico eficaz que contrarreste la resistencia de las bacterias a los medicamentos actuales, las consecuencias podrían ser graves. Se estima que, para mediados de siglo, dentro de solo 30 años, la resistencia a los antimicrobianos provocará una tasa de mortalidad mundial de hasta 10 millones de personas al año.
Para 2030, el Banco Mundial estima que el coste será de 3,4 billones de dólares en el producto interno bruto (PIB) mundial.
Es importante desde una perspectiva puramente científica entender cómo la naturaleza funciona a nivel molecular, como se ilustra en este trabajo. Sin embargo, los hallazgos de los científicos tienen el beneficio añadido de proporcionar a los diseñadores de fármacos planos químicos sobre cómo funcionan las bacterias en el mundo real.
El Nacional