En menos de cuatro años, Miguel Cabrera comenzó a producir dividendos que justificaron la inversión de casi dos millones de dólares que hicieron los Marlins al reclutarlo como shortstop, a la edad de 16 años, el 2 de julio de 1999, por recomendación del ex lanzador Miguel Ángel García y Louie Eljaua, quienes para entonces eran cazadores de talento de la organización de Florida en latinoamerica.
Tres años, once meses y 18 días transcurrieron desde que recibió el cheque por $1.8 millones hasta que el 20 de junio de 2003, Cabrera saltó directamente desde la categoría doble A hacia las Grandes Ligas.
Un total de 386 juegos con cinco filiales de ligas menores bastaron para que los Marlins decidieran que Cabrera estaba listo para jugar arriba.
El 19 de junio de 2003, después que los Mudcats de Carolina despacharon a los Diamond Jaxx de West Tennessee, filial de los Cachorros, en la ciudad de Jackson, por blanqueada a de 2 carreras por 0, el mánager, Tracy Woodson, le comunicó que había sido promovido al equipo grande.
Instantes después el secretario de viajes del club le dio las instrucciones que debía seguir para el traslado al aeropuerto McKellar-Sipes de la ciudad de Jackson, donde lo estarían esperando con el boleto de primera clase para el vuelo de dos horas de duración que, a las seis de la mañana, tenía previsto salir con destino a Miami.
Camiseta número 20
En horas del mediodía arribó el novato Cabrera al Pro Player Stadium, ubicado en el sector de Miami Gardens, a unos diez minutos del centro de la principal ciudad del estado de Florida. Entre los primeros jugadores de los Marlins que ese día llegaron al estadio debe haber figurado Cabrera, quien fue recibido por su paisano aragüeño, el torpedero titular Alex González y el mirandino Oswaldo Guillén, quien entonces trabajaba como coach de tercera base.
En su estreno como bigleaguer utilizó el uniforme con el número 20 y le correspondió enfrentar a los Mantarrayas de Tampa, en el encuentro interligas del viernes 20 de junio, hace exactamente diecisiete años. El mánager Jack McKeon lo alineó como patrullero izquierdo y octavo bate.
Jonrón decisivo
El primero de los 477 cuadrangulares que ha conectado Miguel Cabrera en los primeros 2 mil 400 juegos de su carrera de 17 temporadas en las Grandes Ligas, quedó grabado en la memoria de la fanaticada.
Sirvió para que el conjunto de Miami dejara en el campo a los visitantes de Tampa 3 por 1, y se convirtió en el tercero de nueve venezolanos que han descargado cuadrangular en su partido de estreno en la mejor pelota del mundo.
Después de fallar en los cuatro primeros turnos al bate frente a los lanzadores Rob Bell (ponche tirándole en el tercero y elevado a la derecha en el quinto), el dominicano Jesús Colomé (rolling para dobleplay en el septimo) y Travis Harper (rodado al pitcher en el noveno), decidió con un swing histórico.
Frente al relevista Al Levine, quien reemplazó a Harper en la lomita, Derrek Lee entregó el primer out de la entrada, producto de elevado a la derecha. Siguió González con doblete, un trueno rodado por la raya de la izquierda. Entonces se presentó al plato Cabrera, a consumir el quinto turno de su carrera y ante el primer envío de Levine, metió la bola lejos por encima de la cerca del bosque central, para poner a celebrar a sus compañeros y los 12 mil 505 aficionados que acudieron al parque esa noche.
El histórico tablazo convirtió al novato de Maracay en apenas el tercer toletero que desde 1900 conectó vuelacerca decisivo en su debut en las mayores. Igualó a Billy Parker, quien lo hizo con los Angelinos, frente a los Cerveceros, el 9 de septiembre de 1971 y a Josh Bard, quien lo consiguió con los Indios, frente a los Marineros, el 23 de agosto de 2002.
Así comenzó la leyenda de quien hoy está considerado como uno de los mejores peloteros criollos de todos los tiempos.
Cinco años después de su debut con los Marlins lo enviaron en una negociación múltiple a los Tigres. Como parte integral de la alineación de Detroit en las últimas doce temporadas, ha rendido tan notable desempeño que aparece en los primeros lugares entre los líderes históricos en diferehtes caegorías d producción ofensiva.
Entre otras distinciones que ha cosechado Cabrera en su sobresaliente trayectoria con Marlins (2003-07) y Tigres de Detroit (2008-19), figuran el anillo de campeón de la Serie Mundial de 2003 con el club de Miami, la Triple Corona de bateo de la Liga Americana en 2012, cuatro títulos de campeón bate del joven circuito (2011, 2012, 2013 y 2015), dos estatuillas de Jugador Más Valioso de la Liga Americana (2012 y 2013), once nominaciones al Juego de Estrellas, siete trofeos Bate de Plata, dos títulos de campeón jonronero de la Liga Americana (2008 y 2012) y dos copas de campeón empujador de la Liga Americana (2010 y 2012). UN