La transformación digital es clave para acelerar la recuperación y garantizar una mejor reconstrucción en América Latina y el Caribe tras la pandemia de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19), de acuerdo con un informe elaborado por organismos internacionales y divulgado el día jueves.
Bajo el lema «Transformación digital para una mejor reconstrucción» fue presentada de manera virtual la publicación anual «Perspectivas económicas para América Latina» (LEO, siglas en inglés), redactada en conjunto por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y la Comisión Europea.
«Esperamos que más de 45 millones de personas adicionales caigan en la pobreza. La crisis socioeconómica hace que un nuevo modelo de desarrollo sea más urgente que nunca», señaló en la sesión virtual la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, desde la sede en Santiago de Chile.
Aseguró que «la digitalización podría ser una herramienta poderosa para superar los desafíos estructurales de la región, solo si se considera como una vía integral para impulsar un cambio estructural progresivo, a través de políticas de generación de nuevos sectores, empleos de calidad, desarrollo de capacidades e innovación».
La secretaria ejecutiva de la CEPAL, organismo de Naciones Unidas, encabezó este jueves el lanzamiento del informe LEO 2020, que documenta el «dramático impacto que ha tenido la pandemia en la población más vulnerable y marginada» de la región.
El texto reveló que las microempresas de la región se han visto especialmente afectadas por la crisis, con una alta probabilidad de que 2,7 millones tengan que cerrar, lo que implicaría la pérdida de 8,5 millones de puestos de trabajo.
Afirmó que al entrar a la crisis, el 40 por ciento de los trabajadores en las economías de la región no contaba con acceso a ninguna forma de protección social, mientras que el 60 por ciento trabaja de manera informal.
Según el LEO 2020, la pandemia ha exacerbado una serie de desafíos estructurales interrelacionados, que incluyen una alta desigualdad e informalidad, baja productividad y servicios e instituciones públicas deficientes.
Pero la transformación digital puede ayudar a las economías de la región a salir a flote, estimulando la innovación empresarial y nuevos modelos de consumo; transformando los sistemas de producción y las cadenas de valor; reorganizando los sectores económicos e introduciendo nuevas condiciones de competitividad, explicó el documento.
En el lanzamiento participó también a la distancia el presidente colombiano, Iván Duque, quien indicó que este informe «ayudará a fomentar el diálogo en los países de América Latina y el Caribe con la comunidad internacional sobre cómo podemos aprovechar al máximo la transformación digital en el contexto actual de crisis de COVID-19».
Por su parte, el secretario general de la OCDE, Angel Gurría, sostuvo que «la crisis ha creado las oportunidades para avanzar en las reformas necesarias que pueden ayudar a difundir los beneficios de la transformación digital para lograr un crecimiento incluyente y sostenible».
En tanto, la comisaria de la Unión Europea para Alianzas Internacionales, Jutta Urpilainen, planteó que la transformación digital presenta nuevas oportunidades de cooperación entre América Latina y el Caribe y la Unión Europea, con la idea de abordar los desafíos estructurales y las desigualdades.
«El mercado único digital de la Unión Europea es un ejemplo de cómo la integración digital puede centrarse en incluir a los ciudadanos y apoyar a las empresas. Pero no debemos olvidar que para beneficiarnos, el acceso es imprescindible», dijo la comisaria.
En esto coincidió el presidente ejecutivo del CAF, Luis Carranza, quien puso de manifiesto la «oportunidad única» que presenta la transformación digital para impulsar la productividad y brindar mejores servicios públicos en América Latina y el Caribe, con la idea de ir «cerrando la brecha con las economías más avanzadas».
De acuerdo con el informe, el acceso a Internet en la región está lejos de ser universal. En 2018, el 68 por ciento de la población lo usó regularmente, casi el doble de la proporción en 2010, pero muy por debajo del promedio del 84 por ciento de la OCDE.
Xinhua