La oposición venezolana ve como, con la proximidad de las elecciones legislativas del 6 de diciembre, se alejan decenas de sueños y se pierden en el recuerdo las promesas incumplidas que han puesto en entredicho la credibilidad de Juan Guaidó, cuya figura está rodeada de incógnitas que quedarán despejadas con la instalación del nuevo Parlamento el 5 de enero.
Si bien Guaidó insiste en que la Asamblea Nacional, cuya presidencia ostenta, seguirá firme hasta que haya elecciones libres, se topará con una realidad bien distinta: el chavismo habrá vuelto a ocupar los curules y la oposición quedará definitivamente desplazada y sin altavoz ni instituciones públicas a su cargo.
¿Apoyo popular?
La vigencia de tal mandato era de 30 días, pero 21 meses después se aferra a un sillón presidencial ficticio, argumentando que el régimen de Nicolás Maduro es ilegítimo, pese a ser reconocido por más de 135 naciones frente a los más de 50 países que le brindaron a Guaidó su respaldo.
Si hay algo indiscutible es que Guaidó contó con el respaldo de millones de venezolanos que depositaron en sus manos la confianza y la esperanza, ante las reiteradas promesas de un cambio político en el país en tiempo récord.
Pero la popularidad del opositor descendió de manera proporcional al incumplimiento de compromisos adquiridos con un pueblo exigente y sediento de progreso, y la desconfianza se fue incrementando hasta un punto sin retorno.
El Nacional
Pero, ¿cuáles son las opciones reales con las que contará el dirigente opositor una vez que el chavismo recupere, irremediablemente, el bastón parlamentario y vuelva a tener en su poder todas las instituciones?
¿Continuidad o retirada del respaldo internacional?
La mayoría de los más de 50 países que reconocieron a Guaidó como presidente encargado de Venezuela en enero de 2019 lo hicieron aludiendo a las razones constitucionales que el propio opositor adoptó para erigirse mandatario partiendo de su cargo al frente del Parlamento.