Pese al optimismo por el anuncio de que EEUU volverá a unirse al Acuerdo de París y los compromisos anunciados por China y la UE, António Guterres alerta de que las reducciones propuestas «están lejos de ser suficientes» para limitar el aumento de la temperatura media del planeta a un máximo de 2ºC.
Un 12 de diciembre se firmó en la capital francesa el primer tratado internacional universal para reducir las emisiones. El Acuerdo de París fue un hito en la lucha contra el cambio climático. Cinco años después, el 12 de diciembre de 2020, una cumbre virtual del clima ha reunido a más de medio centenar de jefes de Estado y de Gobierno que han desgranado sus nuevos compromisos. Pero, sobre todo, han demostrado que el «espíritu de París» que aunó voluntades entonces, sigue vivo.
Y sigue vivo no sólo porque la mayoría de los firmantes lo hayan ratificado, sino sobre todo porque EEUU ha vuelto. El presidente en funciones, Donald Trump, cumplió su amenaza de ruptura el pasado 4 de noviembre. Su sucesor, Joe Biden, ha anunciado hoy en un comunicado que el 20 de enero, cuando tome posesión de su cargo, Washington volverá al Acuerdo de París y convocará a los líderes de las mayores economías para una cumbre del clima en sus primeros cien días en el cargo.
«Welcome back, welcome home», exclamó en inglés el presidente francés Emmanuel Macron, anfitrión de este encuentro junto a la ONU y Reino Unido, el país que albergará en 2021 la Cumbre del Clima de Glasgow que debería haberse celebrado este año pero ha sido pospuesta por la pandemia.
Pero ese optimismo que se respiraba hoy en la denominada Cumbre para la ambición climática no debe engañarnos. Lo advirtió el secretario general de la ONU, António Guterres, en su discurso inaugural: «Apelo hoy a los responsables del mundo a declarar el estado de urgencia climática en sus países hasta que se alcance la neutralidad del carbono», (es decir, conseguir no emitir más gases de efecto invernadero de los que pueda absorber).
Compromisos Insuficientes
Para Guterres, los actuales compromisos «están lejos de ser suficientes» para limitar el aumento de la temperatura a menos de 2ºC respecto a los que había antes de la era industrial. «Es necesario reducir las emisiones mundiales un 45% de aquí a 2030», advirtió. A pesar de la grave recesión provocada por el coronavirus, el secretario general de la ONU ha recordado que los países deben esforzarse y cumplir con sus objetivos de recortar las emisiones de gases de efecto invernadero. «Si no cambiamos de rumbo, nos podríamos dirigir hacia un aumento catastrófico de la temperatura [media] de más de 3 ºC este siglo».
Como si el grito de alarma del secretario general de la ONU hubiera sido captado previamente por los dirigentes del mundo, los 27 países de la Unión Europea anunciaron el viernes en Bruselas que reducirán sus emisiones «al menos un 55%» antes de 2030 como paso previo al gran objetivo que es lograr la neutralidad climática en 2050. Joe Biden se ha comprometido a que EEUU la consiga ese mismo año.
«La emergencia climática es el mayor desafío de nuestra civilización. Debemos entender, por tanto, que la acción climática no es solo una inversión potencial para nuestras economías, que lo es, sino una obligación para la seguridad de nuestros ciudadanos y ciudadanas, y también, una garantía de futuro para las próximas generaciones», apuntó por su parte durante su intervención el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que el pasado 3 de noviembre presentó la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo con la que nuestro país debería lograr la neutralidad climática en 2050. Así, Sánchez pretende que el 97% del consumo de energía en España se cubra con fuentes renovables para 2050 y a lograr un ahorro energético del 50%.
Objetivos de China
Otro motivo para el (prudente) optimismo es el compromiso de China, el país que más contamina, a alcanzar la neutralidad carbono de aquí a 2060, como anunció hace varias semanas. Durante su intervención, su presidente, Xi Jinping, ha prometido revisar sus compromisos para alcanzar en 2030 un recorte de emisiones de un 65% respecto a los niveles de 2005, aumentando la participación de combustibles no fósiles en el consumo de energía primaria en un 25% aproximadamente y logrando que la generación de energía eólica y solar sea de 1.200 GW dentro de 10 años.
Más ambicioso es el objetivo de recorte de emisiones de CO2 de Reino Unido, como señaló el premier británico, Boris Johnson, que hace unos días se comprometió a que reducirlas en al menos un 68% para 2030 El líder conservador ha anunciado que Londres dejará de financiar y/o conceder ayudas a proyectos basados en petróleo, gas y carbón. No es calderilla; en los últimos años esa promoción ha supuesto 23.000 millones de euros.
Los anfitriones de la cumbre, Macron y Johnson, tantas veces en las antípodas, la última a propósito del Brexit, estaban hoy en sintonía. «Juntos, podemos utilizar el progreso científico para proteger nuestro planeta, nuestra biosfera contra un desafío más destructor que la pandemia del coronavirus», afirmo Johnson. Macron no se quedó atrás en retórica y situó la respuesta a este reto «como el legado que dejaremos a las próximas generaciones».
Por su parte, el Papa Francisco recordó que «la pandemia y el cambio climático tienen relevancia no sólo medio ambiental sino también ética, social, económica y política e inciden sobre todo en la vida de los más pobres y más frágiles».
Balance cinco años después
Cinco años después de la Cumbre de París, la temperatura media mundial es 1,2ºC superior a los niveles preindustriales y hay un 20% de probabilidades de que llegue al umbral de 1,5ºC en 2024, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Según el consenso entre los científicos, un aumento de la temperatura más allá de 2 ºC provocará cambios irreversibles en la faz de la Tierra.
Además, esta agencia de la ONU apunta que 2020 acabará siendo uno de los tres más cálidos en la Tierra desde que las mediciones modernas de temperaturas comenzaran en 1850 y que la década comprendida entre 2011 y 2020 es la más calurosa jamás registrada. «No vamos por buen camino y debemos redoblar nuestros esfuerzos», apuntó Petteri Taalas, secretario general de la OMM.
El calor oceánico alcanzó este año niveles récord y fenómenos de alto impacto, como el calor extremo, los incendios forestales y las inundaciones, así como una temporada de huracanes en el Atlántico que batió récords, afectaron a millones de personas, agravando así las amenazas de la pandemia de la Covid-19 (enfermedad causada por el último coronavirus) a la salud y la seguridad humanas, y la estabilidad económica.
Elmundo.es