Una estudiante estaba aún conmocionada tras ser violada por un primo de su padre, cuando la policía la obligó a hacerse una prueba de virginidad. Esta práctica es usual en Pakistán, aunque comienza lentamente a ser cuestionada.
Violada a los 14 años de edad, Shazia tuvo el valor de informar a la policía, algo excepcional en Pakistán, donde las víctimas en general son estigmatizadas. Pero no estaba preparada para lo que vendría después.
En un país donde la supuesta virginidad de una mujer es garantía de honor, este examen, llamado prueba de los “dos dedos”, debe supuestamente esclarecer el pasado sexual de la víctima.
En Pakistán, las violaciones son poco denunciadas y la palabra de las víctimas solo tiene valor relativo, pues gran parte del país vive bajo un código patriarcal que sistematiza la opresión de las mujeres.
El Nacional