Dos plantas reciben el nombre de popular «quebrantapiedras» o «rompepiedras» por sus propiedades frente a los cálculos renales. Te explicamos cómo utilizarlas.
La herniaria (Herniaria glabra) se la conoce popularmente como «quebrantapiedras» o «rompepiedras», acaso porque en la naturaleza se abre paso con facilidad en terrenos pedregosos o arenosos. Este nombre también puede ayudarnos a recordar su principal uso medicinal, que se debe a su poderoso efecto diurético: el de facilitar la expulsión de piedras o arenilla acumuladas en el riñón.
Como planta diurética, resulta útil asimismo frente a la retención de líquidos, las infecciones urinarias o el exceso de ácido úrico. La Agencia Europea del Medicamento (EMA) aprueba su uso tradicional como diurético, para aumentar el flujo de orina en caso de afecciones urinarias leves. Ejerce, además, un efecto antiespasmódico, lo que puede aliviar el dolor provocado por el cólico o la cistitis.
Para preparar una tisana, por cada vaso de agua se preparan 5 gramos de herniaria, cola de caballo, vara de oro, estigmas de maíz e hinojo, a partes iguales. Se hierve dos minutos, se reposa diez, se filtra y se toman hasta cuatro tazas al día entre las comidas. Puedes añadirle miel o limón para hacerla más sabrosa y potenciar sus propiedades.
HAY OTRA PLANTA «ROMPEPIEDRAS»
La planta denominada científicamente como Lepidium latifolium también se conoce como «rompepiedras» o «chancapiedras» y su principal indicación son lógicamente los cálculos renales, sobre todo los compuestos principalmente de oxalato cálcico, que representan el 80 de los casos. También se recomienda a los enfermos de gota (exceso de ácido úrico) y en caso de infección urinaria, alteraciones prostáticas leves, problemas de vértigo y leishmaniasis, una enfermedad que puede ser transmitida al hombre por mosquitos y que afecta al hígado, bazo y mucosas.
Esta planta crece junto a los arroyos y surte su mayor efecto si se consume fresca. Algunas marcas comerciales la cosechan fresca, la ultracongelan, la micronizan y la mezclan con glicerina vegetal para que sus propiedades se conserven durante 5-7 años.
Para preparar una infusión se añaden unos 40 g de planta seca o 15 g de planta fresca en un litro de agua recién hervida. Se deja enfriar y se cuela. Si el sabor no resulta muy agradable, se puede endulzar con stevia, miel o azúcar integral de caña.
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