Te sorprendería saber que existen muchas formas bastante prácticas para mejorar tu dieta sin alterar radicalmente tu ritmo de vida, sino poco a poco.
Los especialistas de Cuerpomente explican que cuando tomas la determinación de bajar de peso sueles creer que tienes que cambiar radicalmente todo lo que comes y eso te genera ansiedad. Siendo así, que la mayoría de las veces no sabes por dónde empezar ni cuáles son los cambios que van a resultar más eficaces.
INSISTIR Y PACIENCIA SON LOS SECRETOS PARA ADELGAZAR
Por tal motivo, si quieres perder unos quilos para mejorar tu salud, esta lista de consejos que te comparte Cuerpomente, es tu hoja de ruta.
Antes que nada, se te aconseja leerla con atención y de ahí armar tu plan. Decide qué medidas vas a incorporar a tus hábitos cada semana. Pueden ser solo una o dos, no hay prisa. Así será más fácil que no abandones en el intento. La suma de pequeños cambios genera con el tiempo grandes logros. Algunas medidas te parecerán muy sencillas, pero no dejan de ser eficaces y suman de cara a conseguir tu objetivo.
- Cuida las presentaciones. Comemos mucho con los ojos. Las presentaciones atractivas forman parte del deleite sensorial del comer.
- Bebe más agua. El agua es la bebida saludable por excelencia. Por ello es la opción más indicada para reponer el líquido que se pierde a diario.
- Prefiere las texturas duras. Los alimentos y platos con texturas consistentes obligan a masticar y ensalivar más y se comen más lentamente.
- Pon los alimentos más favorables en los lugares más accesibles. Y los que queremos evitar, lo más lejos posible. O mejor todavía: ni siquiera adquirirlos.
- Planifica los menús de la semana. Ayuda a tener un control sobre lo que se come, previene la dejadez o las improvisaciones poco recomendables, y ayuda a no instalarse en la monotonía.
- Cuidado con el picar. Ese hábito dificulta tener un control de los alimentos que se ingieren. A menudo implica consumir alimentos calóricos que no son básicos y no da tregua al sistema digestivo. Si no puedes evitar comer entre horas, prepárate exclusivamente alimentos saludables.
- Prueba nuevos alimentos y descubre sabores. Una actitud de apertura enriquece nuestro mundo de experiencias y ayuda a que la alimentación sea más variada, un factor que resulta clave para el equilibrio nutricional.
- Elige productos sin aditivos. En ocasiones un mismo producto se puede encontrar con aditivos o sin ellos, o con una menor cantidad. Es el caso de salsas de tomate, mayonesas, panes de molde…
- Compra después de haber comido. La percepción sobre los alimentos cambia en función de si se está hambriento o saciado. Esto puede modificar la compra y el consumo de alimentos.
- Incluye plantas aromáticas en tus platos. Pueden competir con grasas y sal a la hora de proporcionar sabor a los alimentos.
- No pases hambre. De lo contrario aumenta la ansiedad y el riesgo tanto de incurrir en comilonas como de abandonos. Los alimentos ricos en fibra como las hortalizas ayudan a llenar el estómago.
- No pongas en riesgo el equilibrio nutricional. Deben comerse a diario alimentos de todos los grupos básicos en las cantidades adecuadas y eliminar lo superfluo.
- Diseña un plan tan placentero y gratificante como sea posible. No se trata de sufrir en la mesa, sino de conseguir el objetivo buscado con los máximos beneficios y los mínimos costes.
- No pases largos periodos sin comer. La repartición de las tomas facilita el seguimiento de la dieta. Lo más indicado es realizar de tres a cinco ingestas diarias.
- Analiza el seguimiento de la dieta por semanas en lugar de por días o por ingestas. Esta es la mejor forma de gozar de una buena perspectiva de nuestros logros. Basta con adelgazar 250 g a la semana.
- Piensa que se trata de un proceso. Muchas veces hay que cambiar hábitos muy arraigados, y esa es una tarea que requiere perseverancia.
- No hagas listas de alimentos tabú. Las prohibiciones, como norma, pueden generar tensiones inútiles que lleven a abandonar la dieta.
- Individualizar la dieta tanto como sea posible. Adaptarla a la realidad propia es un factor clave para alcanzar el objetivo deseado.
- Deposita expectativas realistas en la dieta. Partir de falsas expectativas aumenta las probabilidades de fracasar y frustrarse. La verdadera recompensa es hacerlo bien cada día.
- Deja de utilizar la comida como recurso para llenar otros vacíos. La vida tiene muchas facetas. Contar con ellas en su justa medida y ampliar las perspectivas ayuda a mantener un buen equilibrio.
Por ultimo respira y tómatelo con calma e introduce los cambios que producen un efecto real, en corto plazo hasta lograr hábitos a un largo plazo. Muchos especialistas concuerdan que los cambios de verdad, en alimentación, no se producen de un día para otro.
Redacción E/A