Mientras escribía este artículo, escuchaba aquella canción de Rubén Blades que habla de los desaparecidos, “A dónde van los desaparecidos, y porque es que se desaparecen, porque no todos somos iguales y cuando vuelve el desaparecido, cada vez, que los trae el pensamiento” extraordinaria canción que aun cuando refleja los crímenes y el dolor de cuando te desaparecen un familiar, tipo mis hermanos Aldrin Torres y Rebeca Núñez, esta vez quiero relacionarlo con lo político.
Resulta, que cuando sales de un periodo de gobierno y te apartas para no estorbar, para no ser instrumento que cercena, para descansar y dedicarle a la familia, tienes que quedarte en el exilio político, después de haber dado tanto. Nunca falta un entrometido y falta de visión que diga; se desapareció todo este tiempo y ahora quiere venir a aspirar un cargo. Es ahí donde uno se pregunta ¿Dónde estaban los desaparecidos?
El tema es que, no entender que en política el congelador es fundamental para reinventarse, oxigenarse y reimpulsarse, es un error. Me lo dijo una vez el líder y hermano de la clase obrera Ángel Marcano; El congelador es necesario y muchos dirigentes de nivel deciden tomarlo como una opción para evaluar, para la fulana autocritica, mirarse en el espejo y regresar a la contienda en aras de profundizar y refrescar la revolución. Nadie aprende con cabeza de otro, dice el adagio popular.
Todos estos comentarios tienen que ver con el hecho de que muchos ex Alcaldes y ex legisladores exitosos quieren regresar y mí me parece justo y oportuno, que quienes tienen gestiones exitosas, retornen y aporten a la revolución de Hugo Chávez que lideriza Nicolás Maduro.
Ali cantaba que no tenemos tiempo para recular ni vivir de leyendas y estoy convencido que es así y, que quienes aportaron a la tranquilidad social y política de los estados y municipios en los tiempos de bonanza, puedan demostrar su capacidad planificadora y gerencial en tiempos de turbulencia económica, a la final, quien decide es nuestro noble y estoico pueblo. Entendiendo el estoicismo como la capacidad o la fuerza de voluntad de un individuo o de un pueblo, para controlar sus sentimientos o emociones.
Lo que es innegable, es que quienes en su momento hicieron mucho por su pueblo en revolución, pueden regresar y asumir tareas, no tenemos tiempo para improvisaciones, para errores ni para metidas de pata. Es tiempo de gerenciar la crisis y demostrar que los hijos de Chávez estamos hechos para enfrentar las dificultades al costo que sea y en cada estado, están los suyos. Allá ustedes y la imaginación real.
Muchas veces el egoísmo y los chismosos de la política hacen que quienes se desaparecen, aparecen como enemigos, cuando no es así. Habría que preguntarse; dónde estaban los desaparecidos.
A LO INTERNO: Los errores políticos, se pagan caro.
Horacio Alarcón Basabe