El cuerpo humano tarda unos 100 años en descomponerse (a excepción de los dientes). Al menos, de forma natural. Sin embargo, hace casi cuatro décadas se encontró un cadáver bastante fresco en Reino Unido. Todo hubiera sido normal si la prueba del carbono-14 no hubiera fechado el momento en el que vivió el fallecido unos 2.000 años antes. Era el conocido como Hombre de Lindow, que se encuentra en el Museo Británico. Pero ¿cómo queda un cadáver congelado en el tiempo de esta manera?
Era el 13 de mayo de 1983 y a las afueras de Wilmoslow, en Cheshire (Inglaterra), Andy Mould trabajaba en una operación de recogida de turba en la ciénaga de Lindow Moss. Fue en ese momento cuando recogió una pelota de cuero; pero su sorpresa fue mayúscula al lavarla y ver que, en realidad, se trataba de una cabeza. Incluso uno de los globos oculares todavía le miraba y, aunque le faltaba la mandíbula, por lo demás estaba intacta. Estaba tan perfecta que la Policía pensó que se trataba de una mujer que había desaparecido por la zona alrededor de 20 años antes. En el interrogatorio, el marido confesó que la había matado, explican desde IFL Science. Pero en realidad no se trataba de ella, ya que la prueba del carbono-14 señaló que la cabeza tenía unos 1.600 años.
Pero la cosa no quedó ahí. Mould tuvo que volver un año después por su trabajo y volvió a encontrar algo interesante. En este caso, cuando lo limpiaron se dieron cuenta de que habían encontrado un cuerpo. Estaba incluso mejor conservada que la cabeza, ya que pudieron ver las uñas de los pies. La prueba del carbono-14 hablaba de que estaban ante carne de hace unos 2.000 años. Así pues, el cuerpo del Hombre de Lindow, como se le conoce, pasó a manos de los arqueólogos del Museo Británico.
¿Cómo puede aguantar un cuerpo sin descomponerse?
Han pasado 2.000 años desde que el hombre falleciera. Sin embargo, sigue en perfecto estado de conservación. Y eso no es lo normal. Como explicábamos antes, los dientes es lo que más tiempo aguanta; el resto del cuerpo tarda unos 100 años en desaparecer por completo. Entonces, ¿qué ha pasado?
La explicación puede encontrarse en el lugar en el que se encontró el cuerpo. Y es que la turba que Mould estaba recogiendo se compone, en gran parte, de materiales vegetales como el musgo. Sobre todo del musgo del género Sphagnum, que se acumula en zonas de humedales para dar forma a una ciénaga. Por tanto, las capas de la turba forman ácidos que preservan muy bien los cuerpos. En definitiva, si una persona, por las circunstancias que sean, termina ahí; lo más probable es que su cuerpo aparezca increíblemente bien conservado siglos después.
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