Cientos de brasileños participaron este domingo en manifestaciones contra el presidente Jair Bolsonaro convocadas por movimientos de derecha, días después de masivas movilizaciones en apoyo al presidente ultraderechista.
Las protestas en Rio de Janeiro, Belo Horizonte y Sao Paulo, entre otras ciudades, fueron convocadas por grupos sociales de derecha, como el Movimento Brasil Livre (MBL) y Vem Pra Rua (VPR), que impulsaron en 2016 el impeachment de la izquierdista Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores, PT) y ahora defienden una «tercera vía» para las presidenciales de 2022 bajo el lema «Ni Bolsonaro ni Lula».
Sus organizadores esperaban grandes manifestaciones, sobre todo tras la adhesión de algunos diputados y líderes de izquierda (PDT, PSB, PCdoB, entre otros partidos), motivados por los beligerantes actos progobierno del pasado martes.
Pero sin el apoyo de grupos como el PT del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva o la Central Única de Trabajadores (CUT), la convocatoria estuvo lejos de ser masiva.
En Rio de Janeiro pocas centenas de personas se congregaron por la mañana en la playa de Copacabana, muchos vistiendo camisetas blancas en señal de neutralidad política, mezclando banderas de Brasil (identificada con la derecha), colores LGBT y camisetas de «Lula 2022», mensajes permeados por la consigna «Fuera Bolsonaro».
En Sao Paulo, cientos de manifestantes de blanco se reunieron por la tarde en la céntrica Avenida Paulista, donde el martes pasado Bolsonaro había reunido a unos 125.000 simpatizantes.
«Aquí no estamos a favor de Lula ni de Bolsonaro. Estoy espantada con la cantidad de gente que salió a apoyar a un presidente que no ha hecho nada por el país, que sólo trajo conflictos», dijo a la AFP la ingeniera civil Ivete Ramalho, de 64 años.
Las principales manifestaciones contra Bolsonaro de los últimos meses, con decenas de miles de participantes, fueron convocadas por los principales grupos de izquierda, entre ellos el PT y la CUT, ausentes en los actos del domingo.
A casi un año de las presidenciales, Bolsonaro y Lula (2003-2010) reúnen la mayor intención de voto en las encuestas, que muestran una ventaja para el exlíder sindical en una eventual segunda vuelta.
Asediado por investigaciones judiciales, inflación, desempleo y una caótica gestión de la pandemia que erosionó su popularidad, Bolsonaro redobló el martes pasado sus ataques a las instituciones, en particular contra el poder judicial.
Días después retrocedió en sus amenazas y aseguró que sus recientes declaraciones contra la corte suprema fueron pronunciadas «en el calor del momento».
France 24