En esta fecha los altares de las iglesias se visten de blanco, así como los ornamentos que usa el sacerdote.
El 1 de noviembre es el día escogido por la iglesia católica para celebrar a los santos y santas, tanto los reconocidos como los anónimos.
La celebración tiene su origen en el siglo IV, cuando la cantidad de mártires de la iglesia llegó a un número elevado que era imposible dedicar un día para cada uno; por lo que se decidió dedicar un solo día del año para aquellos que habían alcanzado la gloria del cielo.
“Dios te dice: no tengas miedo de la santidad, no tengas miedo de apuntar alto, de dejarte amar y purificar por Dios, no tengas miedo de dejarte guiar por el Espíritu Santo. Dejémonos contagiar por la santidad de Dios” dijo en 2013 el papa Francisco.
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