El pasado 21 de noviembre perdimos todos.
Perdió el oficialismo porque obtuvo la menor votación en elección alguna desde 1998. Perdieron las oposiciones porque en su empeño de marchar por separado hicieron posible que el mapa venezolano se tiñera de rojo. Perdió Venezuela porque al quedarse tantos en casa desaprovechamos una magnífica oportunidad para dirimir en paz nuestras diferencias sin ninguna duda posible.
Ahora se trata de ganar todos.
Gústele a quien le guste, legitimados con votos se tienen nuevos gobernadores, alcaldes, diputados regionales y concejales. Gústele a quien le guste, se cuenta con distintas instancias del poder público en ejercicio pleno de sus funciones con legitimidad de desempeño y para mí de origen. Gústele a quien le guste nos separan años de una nueva cita electoral, aunque por allí ya empiecen a enarbolar banderas por el revocatorio lo que es una irresponsabilidad por no decir locura.
Gústele a quien le guste, y es de suponer no le gusta a nadie, enfrentamos una multiplicidad de crisis que demandan del concurso común para que sea posible superarlas.
Venezuela no aguanta más confrontaciones. Menos etéreo: los venezolanos no aguantamos más confrontaciones y ya es suficiente de ellas. El tiempo que viene debe ser para ganar todos porque es suficiente el de perder todos.
Aunque suene iluso hay que marchar de la mano porque son millones los que sufren y no es una expresión para alarmar. En los últimos meses recorrí un sinfín de comunidades de Aragua, visité centenares de hogares, estreché miles de manos, abracé a muchos a pesar de la pandemia, y estoy seguro de que lo que vi, exactamente lo mismo que en pasado reciente observé en Monagas y Delta Amacuro, se repite en cada rincón del país. Lo nuestro es un drama colectivo que no puede continuar.
Lo primero es enterrar de una vez el hacha de la guerra y en esto es tan responsable el oficialismo como las oposiciones. Es cierto que este año se hicieron esfuerzos por la reconciliación tanto dentro, desde la Asamblea Nacional que ha sido adalid en procura del entendimiento, como fuera específicamente en México, pero aún resta mucho.
Lo después es abrir la economía y sumar como aliados entusiastas a empresarios y emprendedores, a capitales nacionales y extranjeros que sin ellos no habrá despegue ni solución social.
A la par el levantamiento de las sanciones. ¿Cuándo entenderán los que la promueven el terrible daño que ocasionan al pueblo llano? Se que es difícil desde Washington, Madrid, Miami y Bogotá palpar nuestras realidades, pero por favor apiádense, si apiádense, de nuestros connacionales y faciliten el fin del bloqueo criminal que se ha probado una vez más fracasado en el fin que persiguen de alcanzar el poder -sin calificar a sus gobiernos Corea del Norte, Cuba e Irán son demostración de cómo puede persistir un régimen a pesar de décadas de sanciones extranjeras-
Basta de perder todos. Vamos a ganar todos trabajando juntos por Venezuela.