Una corte de Reino Unido dictó sentencia este viernes en uno de los casos que más han estremecido la opinión pública británica en los últimos tiempos: la tortura y asesinato del niño Arthur Labinjo-Hughes, de 6 años, a manos de su padre y su madrasta.
El padre fue condenado a 21 años de cárcel mientras que su pareja, Emma Tustin, fue condenada a cadena perpetua con un mínimo de 29 años de prisión.
Tustin, de 32 años, mató al niño el año pasado tras golpearlo en la cabeza y darle de comer sal. Lo fotografió tirado en el suelo y le envió la imagen al padre, Thomas Hughes, de 29 años.
Al dictar sentencia, el juez Mark Wall dijo que el caso era «uno de los más angustiosos e inquietantes» que había enfrentado en su carrera.
El juez lamentó que ninguno de los acusados mostrara ningún remordimiento y describió su comportamiento como «sádico».
El primer ministro Boris Johnson reaccionó este viernes a las noticias sobre la condena y consideró que los detalles del caso eran «profundamente perturbadores».
Un portavoz del gobierno dijo que las autoridades no dudarían en tomar medidas tras la investigación que se inició luego de que los servicios sociales británicos visitaran meses antes de su muerte la casa del menor por una denuncia de una de las abuelas, sin reportar ninguna evidencia de abusos.
Arthur se encontraba al cuidado de su padre y madrasta en una casa en Solihull, en la región de West Midlands, en Inglaterra, luego de que su madre fuera enviada a prisión por asesinar a su pareja en 2019.
El caso
Tustin mató a Arthur el 16 de junio de 2020 al sacudirlo y golpearle la cabeza violentamente en reiteradas ocasiones, lo que le provocó heridas «extensas y devastadoras».
Cuando ingresó en el hospital, los niveles de sodio en la sangre del menor eran tan altos que no se podían medir con precisión con el equipo del hospital y se encontraron 130 hematomas en su cuerpo, un número que un experto médico describió como «profundamente perturbador».
Durante el juicio, la fiscalía alegó que los altos niveles de sal se debían a que Arthur había sido envenenado con este producto por la mujer, quien además lo sometió a palizas regulares, le negaba comida y bebida, y le imponía castigos como a permanecer de pie durante 14 horas en un pasillo.
El juez se refirió a archivos de audio y video que la misma Tustin grabó en los que a Arthur aparecía «llorando, llamando a sus abuelos y tíos, y golpeándose a sí mismo de una manera que cualquiera reconocería como un grito de ayuda de un niño profundamente infeliz, diciendo que nadie lo amaba y que tenía hambre y sed».
Refiriéndose a la muerte de Arthur, dijo que el nivel de violencia utilizado por Tustin «produjo fuerzas en el cuerpo del menor equivalentes a las que podrían haber sido producidas por una colisión de tráfico de alta velocidad».
«Las heridas sufridas por él fueron extensas y devastadoras», agregó.
Uno de los aspectos más preocupantes del caso, agregó, fue que los otros dos hijos de la pareja «vivían una vida perfectamente feliz en esa casa», a pocos metros de donde Arthur fue sometido a un abuso impensable.
Conmoción
El juez consideró que la pareja había «deshumanizado» al niño durante la conviviencia como mecanismo para continuar con los maltratos y recordó que en los mensajes se referían a él como «Satanás» o «Hitler».
«Cuanto menos humano parecía ser, más libertad tenían para abusar de él», opinó.
Aunque el padre no estaba presente en el momento del asesinato, fue encontrado culpable de la muerte ya que «alentó» la violencia contra su hijo y también lo golpeó en numerosas ocasiones.
El día de la sentencia, Tustin se negó a entrar a la sala del tribunal para escuchar los comentarios de del juez o las declaraciones de impacto de la víctima de la familia de Arthur.
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Fanáticos de futbol de Reino Unido han preparado un homenaje para el menor durante el fin de semana luego de que se conociera que uno de los abusos que sufrió el niño fue que le rompieron sus camisetas de su equipo preferido, el Birmingham City.
El Nacional